sábado, 18 de abril de 2015

The lonely lioness

Resulta irónico que una persona acabe haciéndote daño por esa forma de ser que tienes precisamente para que no te hagan daño.

No es casualidad que me considere una leona solitaria, ese símil en realidad nunca tuvo nada que ver con león, yo siempre he sido una leona morena con una cicatriz en el ojo izquierdo, sí, como Scar. Solitaria por lo evidente. Porque nadie es capaz de permanecer en mi vida, porque todo el mundo acaba yéndose, porque quererme es demasiado difícil.
Lo dije hace mucho, odio sentirme vulnerable, se lo murmuré a héroe la última vez que me refugié en sus brazos. Él no conoce ni una pequeña parte de mi mal carácter, no me ha visto rugir echando fuego por los ojos. Desconoce el miedo a que destroce algo que quienes llevan más años a mi lado si han visto. Y aún así, lo poco que intuyó no le gustó. Él que conoce la parte más blanda de mi es incapaz de entender que lo de fuera es una coraza que no puedo quitarme delante de cualquiera. 
La vida me ha hecho daño, mucho, pocas personas conocen la profundidad de mis heridas. No quiero ir de víctima, pero cada vez es más la gente que prometió que no se iría y ya no está. Es muy fácil prometer y a una persona amable se le promete con facilidad. Y no me gustaría convertirme en alguien fácil de mentir. Ya soy alguien fácil de abandonar, no necesito encima falsas sonrisas a mi lado. 
A diferencia de mucho yo puedo asegurar que los que están más cerca de mí son personas sinceras, que aunque no acaben de entenderme no se irán de mi lado al primer bache, porque ese ya lo pasamos hace mucho y ahí siguen. Soy una persona difícil de querer, hay que ponerle empeño para lograrlo. Personalmente creo que recompensa. Pues como leona cuido de mi manda y estoy dispuesta a dar lo que haga falta. Pero por lo visto a los demás no les compensa. Y duele. Porque en el fondo tengo sentimientos y quiero, quiero mucho, siempre acabo queriendo por encima de mis posibilidades. 
A una parte de mi le molesta la situación, porque esta vez no hubo que cruzar un foso de cocodrilos para llegar a mi corazón, no hubo una puerta cerrada cada vez que se me preguntaba por mi pasado y me encargué de comprobar que jamás fui temida. Y aún así, desde dentro de la fortaleza no le gustaron los muros, precisamente a él que es una incógnita con patas que me ha afirmado que no le gusta contar sus problemas y que prefiere sufrir solo y en silencio, va y no es capaz de comprender mis mecanismo. 
No soy borde por devoción, y no trato mal a las personas que quiero. Me cuido para que no me hagan daño, y mantengo una distancia con aquellos a los que en el fondo necesito sólo porque necesito que les siga compensando, necesito saber que siguen dispuestos a aguantar mis malas, porque tengo demasiados demonios y a pesar de mi fuerza en el fondo no puedo con ellos yo sola. Y sí, a veces soy desagradable y yo misma no me aguantaría, pero hay gente que lo hace. Uno no sabe quién son sus amigos si no le han perdonado después de un enfado. Los amigos no son perfectos, los que yo tengo no suelen entenderme. Y ahí está la razón de mis enfados, y también la razón de que les quiera tanto, que no me comprenden y aún así me soportan. Que ven las piedras que hay delante de mi, y cuando les mando a la mierda por advertirme sobre ellas, se sientan, esperan a que caiga y me levantan sin un ya te lo dije. 
Me preocupa que algún día deje de compensarlas, que por este carácter tozudo mío las pierda a ellas como le perdí a él. Hubiera estado dispuesta a destruir todos esos muros si me lo hubiera pedido. Tiré algunos aunque él no fuera capaz de verlo. Si él no hubiera estado muchas personas hubieran recibido peores contestaciones y modos por mi parte, pero eso él no lo vió. Porque aunque jamás me pidió cambiar, yo lo intenté.
El amor también es eso. No se puede pedir a una leona que deje de morder, pero yo estaba dispuesta a no matar en su presencia. 

Pero no pudo ser, y ahora los muros se han vuelto a levantar y la leona no solo está sola si no que encima se muere de inanición y acaba pagando su enfado con quién no debe. Porque no puede hacer otra cosa.

Y tengo miedo, soy una leona asustada que teme que nadie sea capaz de convivir con mi monstruo interior ni tenga el valor para pedirme que lo encierre más profundo.
Por una parte no quiero volver a ser vulnerable con nadie. Me he visto reflejada en sus cristales mientras lloro y es una de las peores imágenes que he contemplado de mi misma. No quiero que la gente pueda romperme así. 
Por otra, odio a la leona, la odio con todas mis fuerzas porque es la que me ha alejado del hombre al que amo.