jueves, 13 de abril de 2017

Trucos

Me gustaría decir que son días y no semanas, quizás meses el tiempo que llevo posponiendo esto.
Tal vez porque sabía que en cuanto lo teclease aquí, en este cajón de historias rotas que quería pensar que había abandonado para siempre, sería real. Quién de vez en cuando se asoma a mis letras sabe que sólo escribo cuando estoy rota, y esta vez he querido fingir que no lo estaba. 
Pero lo estoy.
Otra vez leona solitaria, otra vez animal abandonado lamiéndose las heridas. Al final eso es lo que siempre soy. Intento haceros participes de la felicidad pero es que es tan fugaz que a veces no me da tiempo. 
Se que así no hay quien entienda mi dolor. Porque no os he contado sus lágrimas cuando nos despedíamos de la ciudad donde yo creí que podríamos llegar a vivir, ni los versos que escribió sobre lo que era dormir conmigo. Por eso no se si es justo obligaros a saber que llevo dos meses sin dormir bien porque ya no me creo ni esas lágrimas, ni esos versos.
Y es que cometí la estupidez de bautizar como Mago a un ilusionista, de regalarle en forma de besos todo mi magia a quién sólo traía trucos. Y lo estoy pagando. 
He vuelto a diseñar una vez más una historia de novela, olvidándome que en la adaptación a la vida real todo se tuerce aún más que en la versión cinematográfica. 
No tenéis ni puta idea de lo que estoy hablando. No os he dejado tenerla. Menos mal.
Porque si supierais todas las palabras de amor que me he creído, todos los planes que se me han quedado a medias...Si os hubiera dejado presenciar cómo me he abierto en canal y he enseñado todas y cada una de mis cicatrices reabriendo alguna de ellas en el intento, igual alguno os hubierais dado cuenta de que lo hacía en vano, de que en el otro lado había un muro y no otro corazón sintiendo.Y os hubierais reído de mi. Vosotros, que a estas alturas ya os vais dando cuenta de que quizá el miedo que me asalta en las noches de soledad sea totalmente racional. 
Porque os he contado ya tres finales agridulces con un único factor común: Yo.

La leona fácil de abandonar, la mujer imposible de querer del todo. 

Aquí estoy, de nuevo en mi guarida, resguardándome y lamiéndome las heridas. Tampoco me voy a morir de esta. Pero vuelvo a necesitar soltar tinta.... 

jueves, 29 de septiembre de 2016

Bailarina

Se a ciencia cierta que tú no sabes quien soy yo.
Yo a penas intuyo un poco más sobre ti, pero ayer nos cruzamos y debo calmar la necesidad de escribirte, que lleva rondando mi cabeza desde que supe de tu existencia.
Así que, ahí voy.

Querida Bailarina:
Como ya he dicho no se quien eres realmente por lo que desconozco si te gusta bailar o conoces el cuento, pero me da igual.
Ahora mismo eres la mujer que hace feliz a soldadito y eso te convierte a mis ojos en la pequeña bailarina. 
Lo primero que quiero hacer es decirte que he querido y quiero a ese hombre con una intensidad que él nunca entendió ni entenderá, y que espero que llegues a quererle mejor que yo. Porque realmente se merece ser correspondido por alguien que sienta como él, y no de la forma absurdamente exigente que quiero yo a las personas.
Espero que tu camino sea recto y tranquilo como el suyo ,y que podáis compartir esas pequeñas cosas que hacen que dos personas se hagan felices mutuamente. Te aseguro que por su parte va a hacer todo lo posible por hacerte feliz. He visto lo relajado que camina de tu mano, no hay ni rastro del pánico que le inundaba cuando lo tenia junto a mí, y no sabes como me reconforta eso.
Lo segundo quiero pedirte un par de cosas a pesar de que no tengo ningún derecho a hacerlo.
Va a querer cuidar de ti, no dejes que se culpe de no poder solucionarlo todo,ni que se meta en lios por tonterías. 
Cúrale con besos las cicatrices emocionales que nunca te contará que tiene,pero que te prometo que están ahí.
No va a escribirte cartas de amor, pero te va a demostrar cariño de un millón de formas, por favor; aprecialas.
Le llamo soldadito porque no es muy dado a exteriorizar sentimientos, pero es un hombre complejo y altamente fiel a aquellos que considera importantes. No le falles porque él nunca va a fallarte.

Y aunque esto último sea una petición egoísta;no me lo alejes del todo por favor, quiero seguir ocupando un espacio en su vida. Forma parte de mi y me ha ayudado a levantarme más veces de las que le he confesado, así que no me destierres de él.


No te conozco, pero te puedo asegurar que me considero en deuda contigo por hacer feliz a ese hombre.

No juegues con él,no le hagas más daño del que ya ha pasado.
Cuida de soldadito por mi bailarina. 
Hazle feliz.

viernes, 24 de junio de 2016

Dime que tienes toda la vida

Cuando te conocí no sabía que eras mago. Bueno, para ser sinceros en realidad nunca te conocí y creo que ese es el fuego que me quema por dentro impulsándome a escribirte estas líneas,que se convertirán en un grito en el desierto. 
Recuerdo enseñarles la conversación que demuestra que fuiste tú quien me encontró a mí y que mis amigas exclamaran al unísono "el mago". En su momento mi pregunta fue qué si hacías magia, a día de hoy la duda es si eres una señal. 
Te preguntarás, si llegas a leer esto, que por qué te escribo ahora. Que por qué derramo tinta sobre acontecimientos que tienes enterrados en el lado más anecdótico de tu cerebro tres malditos años después.
Y es porque nuestras vidas se siguen cruzando y no dejo de pensar en si seguirás teniendo toda la vida. Porque aún sin conocernos, cada día siento que te intuyo un poco más y si me vuelves a preguntar esta vez si que te diría que por desgracia. 
Tengo que confesar que la primera vez que el destino nos cruzó yo no tenía toda la vida. La había hipotecado por unos labios que solo mentían. Tenía las uñas ancladas en la espalda de León y creía que nunca podrían sacarme de allí.
Pero han pasado tres años y aunque no soy ya la niña a la que le dijiste, que tenías toda la vida, que por qué no iba pidiendo presupuestos; ahora soy libre.
Ahora que por fin soy yo quien toda la vida, y tras haber devorado unos cuantos cuentos de Cortázar, haberme inyectado versos de un enamorado de Rayuela y haberme atragantado intentando entender la historia de Horacio y Lucía, creo que sería un error no intentar perseguirte, querido mago.
Por eso te pregunto que si sigues teniendo toda la vida.
Porque no voy pedir presupuestos ,aún, pero creo que deberíamos conocernos, visitarnos, hacernos un tour guiado el uno por el otro, calibrando como de en ruinas estamos y cuán habitables podríamos llegar a ser. 
No sé,es que quizá va siendo hora de que andemos buscándonos para asegurarnos de acabar encontrándonos. 
Sospecho que podrías convertirme en Horacio. Imito fatal el acento argentino pero algo en tu forma de sonreír me dice que podría llegar a obsesionarme contigo. 
Y después que sea lo que Cortázar quiera. O no. No sé como acaba la novela, creo que mal, pero una vez me dijiste que no dejara de escribir, y esto podrías reescribirlo tú conmigo.
Sé que todo esto es una locura. Pero llevo dos años yaciendo inerte y creo que mi corazón está preparado para que lo vuelvan a vapulear. 
Además, ya que estoy siéndote asquerosamente sincera, confesaré que yo soy mucho de locuras y que me han dicho que a ti gustan las aventuras. 
Podemos perdernos juntos, tal vez incluso nos acabemos encontrando.
Solo dime...
¿Sigues teniendo toda la vida?

viernes, 13 de mayo de 2016

Llevo meses amontonando folios de sentimientos que jamás verán la luz.
Tanto tiempo sin contarle a nadie que sigo durmiéndome en llantos menos de vez en cuando de lo que me gustaría, sin explicarme a mi misma siquiera el por qué.
Que es por ti.
Creo que echo de menos los besos que te quedan por darme, que estas manos frías son tan solo la necesidad de que las cojas entre las tuyas y las calientes.
No lo sé.
He perdido la cuenta del número de cartas de amor en forma de mensajes desesperados escritos con dedos temblorosos en el móvil he borrado. Y son dos las cartas de suicidio apócrifas en las que te exculpo a ti de todo que he quemado en el fregadero.
Tengo pinchadas en el corcho las 3 últimas cartas de amor que me escribiste, aunque te confieso que están emborronadas por culpa de las lágrimas. Tranquilo,creo que son sólo ganas de volver a verte.
No sé.
El caso es que me siento rota y te siento lejos.
La última vez que estuviste entre mis sábanas prometiste que te quedarías para siempre, pero empiezo a temer que no vuelvas nunca. Que todas tus promesas de secuestrarme, llevarme lejos y quererme bajito hayan sido solo palabras vacías para pasar el rato. Algunos días me asalta la duda de si todo esto no es más que una escusa para que hable de ti. Para que te dedique mis horas, mis palabras y mis ojeras.
Puede que te preguntes cuánto hace que pasa esto. Desde cuándo, las apariciones fugaces que tienes en mi vida, tus sonrisas repentinas o nuestras borracheras esporádicas han dejado de servir para distraerme del hecho de que estoy un poco rota por dentro.
Ni idea.
Sólo sé que cada vez que te intuyo en otros brazos, que me cuentan que alternas con otra ardo, y no precisamente como cuando me tocas. Cuando lo hago en soledad me consumo sobre mi misma, sin saber si me quedan opciones de convertirme en fénix. Tentando a la suerte con mi errónea teoría de que los leones igual también tenemos 7 vidas.

Y que todo es por tu culpa.
Por ti.
No por todos ellos.
Por ti estúpido y escurridizo amor.

sábado, 9 de enero de 2016

Te he visto

Te he visto.
Hoy te he visto.
Necesitaba decirlo.
Bueno, estoy mintiendo. Porque no sé si te he visto.
Ese es el problema. Por eso llevo horas con este puto nudo en la garganta, porque no se si te he visto. Y duele.
Te has subido al bus y se me ha detenido el corazón. Obviamente no te has sentado a mi lado, ni si quiera me has saludado, por un momento dude incluso si llegaste a verme.
Te he mirado disimuladamente y todas las veces que nuestros ojos se han cruzado los has apartado antes de que pudiera ver si eran verdes, y si siguen teniendo algo de la luz que tenían.
Las paradas se han sucedido mientras a mi me temblaban las manos.
Y ha llegado mi destino y he pasado a tu lado rumbo a la puerta y has quitado la cara de un modo tan descarado que te he visto.
Tu destino era irónicamente el mismo, y te has puesto a mi lado.
Hemos estado un minuto, de pie, casi tocándonos. Cada uno con su canción, pero más juntos de lo que hemos estado en ningún segundo de estos dos putos años.
Te he mirado de reojo buscando las cicatrices pero no se si las he visto.
Y hemos bajado, y caminado al unisono, en silencio, yo sin mirarte y tu puede que hasta sin verme. El semáforo se ha puesto rojo, tu has seguido y yo me he quedado ahí sin saber si eras tu.

No sé si eres capaz de asimilar la magnitud del problema.
No se si olía a ti.
No se si tenía tus cicatrices, y ni siquiera se si era tan alto como tú.
Creo que no.
Pero porque quiero creer que no.
Quiero creer que aunque te has ido del todo tengo una memoria capaz de recordar, al menos al león que estaba a mi lado. Ese del que desconozco si sigues teniendo algo.
Por eso me ha dolido ser incapaz de saber si eras tú. Tener una duda tan patéticamente razonable.
Saber que puede llegar el triste momento en el que nos crucemos por la calle y no tengamos que esforzarnos en callarnos. Porque seamos auténticos desconocidos el uno para el otro.

En esto nos has convertido.
En dos personas que son incapaces de asegurar al 100% que no han estado hoy a milímetros del que un día llamaron su primer amor.

Creo que no eras tú. Que aún hay una parte de mi que sería capaz de reconocerte hasta en el infierno.

Aunque cierre los ojos y sólo pueda recordarte por fotos de hace demasiado. Aunque sea incapaz de evocar tu voz o tu dichoso olor.
Quiero creer que en el fondo de mi cerebro algo se despertara si un día tropiezo de bruces contra ti y murmuras lo siento, de forma sincera, por primera vez.

Pero no lo se.

Porque igual tú también has visto a esa chica que tanto se parece a mi, hoy, en otro bus. E igual ahora mismo tampoco sabes si era yo.
Tal vez la duda se haya instalado también en tu cerebro, y ahora te estés dando cuenta de todas las cosas, que se que tú sí que olvidaste definitivamente de mi hace mucho.

Tal vez.
No lo sé.

Y aunque tú haga mucho que no dueles.
Eso duele.

miércoles, 23 de diciembre de 2015

23 de Diciembre.

Ha llegado un nuevo 23 de Diciembre,joder tenías razón, el invierno se estaba acercando, y es el primero en dos años que paso sin unos labios que me ayuden a aplacar los recuerdos.
Y es que dudo que de esto te hayas podido olvidar. Hoy hace 4 años desde que me diste mi primer beso. He estado calculando y si a esta filóloga no le fallan las cuentas eso significa que hace 6 años que nos conocemos, y en Enero hará dos que nos desconocemos.
Curioso, yo que siempre digo tener mala memoria y sin embargo recuerdo perfectamente la ropa que llevaba ese día. También recuerdo los nervios, como me temblaba todo y lo mucho que agradecí que hiciera frío.  Tú estabas allí, en frente de tu colegio esperándome, los mensajes delataban tu nerviosismo.  
No recuerdo la conversación completa, pero sí el rosa pétalo, el fuera de juego y las discusiones sobre mi problema con ir siempre con los malos.
Cómo caminamos aquel día. Por el miedo a que pasaría si nos parábamos me recorrí toda la ciudad con aquellas horribles camperas que te sorprenderá saber que sigo teniendo aunque nunca ponga. No sé muy la ruta que seguimos, las calles me daban igual, solo existíamos tú, yo, y nuestra eterna conversación.
No sabría encontrar aquella esquina en la que nos paramos, pero aún guardo en el fondo de mi retina mi imagen subida aquel bordillo, hablándote sin coherencia como si fuera un sueño.
Ese trayecto hacia el bus lleno de promesas de dos niños estúpidos. Te asumiré por primera y última vez que por aquel entonces la más estúpida era yo, aunque después te esforzaras tanto que acabaras venciéndome. Nunca se me podrá olvidar la ilusión que me hizo aquel: “por fin tengo a alguien a quién dedicarle mis goles”
Estábamos en 3º de la E.S.O y entro los dos habíamos leído demasiadas novelas como para comprender que la realidad no era tan bonita.
No sé si el momento en el que me baje del bus para correr a tus brazos, haciendo que el autobusero se fuera está entre las cosas que has borrado sobre mí.
Aquel año se había estrenado la última entrega de Harry Potter, yo tenía un bolso gigante con la cara de Jacob Black y me estaba leyendo el Cáliz de Fuego.
Lo recuerdo porque lo saqué y me puse leer hasta que llegaste y me miraste, desde arriba como siempre hacías y te sentaste a mi lado.
No mucha gente conoce esta historia, pero aquel fue un momento mágico del que ahorraré para mi memoria los detalles.
Jamás he llegado a disculparme formalmente por lo que ocurrió después. Y he luchado contra muchos impulsos de seguir sin hacerlo. Pero he decidido que tengo más valor que tú. Y que igual mi vida empieza a enderezarse cuando saque esto a la luz.
Lo siento. Jamás me perdoné por lo que sucedió durante el siguiente año y por mucho que tú dijeras lo contrario creo que tampoco llegaste a hacerlo del todo.
Confesaré que era una niña, estúpida y cobarde. Y que tenía un montón de razones para huir; que los que conocen en profundidad mi vida y mi pasado podrán llegar a entender.
No puedo culpar del todo a esa pequeña, que aún estaba siendo víctima de bullying y que desde la primera vez que le dijiste que la querías tenía el pensamiento recurrente de que te reías de ella a escondidas con tus amigos.
Al final el tiempo me dio la razón, y eso fue lo que estuviste haciendo al menos durante algunos meses.
Aunque eso no justifica el daño que le hice al niño que dejaste de ser hace mucho tiempo.
No quiero tu perdón. Porque ya no eres aquel niño. Y hace dos años ya te encargaste de vengarlo con creces, dejando mis actos a la altura de una niñería.
Pero desde el 2015, la niña un poco más rota que en el fondo nunca he dejado de ser, tenía que hacer lo que el tú del presente no tuvo valor para acabar de hacer. Pedir unas sinceras disculpas, y reconocer todos mis errores.

LO SIENTO... 



lunes, 10 de agosto de 2015

Apariciones inesperadas

He vuelto a hablar con León.
Creí que debía escribirlo aquí porque aunque lo tenga abandonado como la chica libélula a su discman necesitaba contarlo. 
Llevaba mucho sin pensar en él, desde que me enamoré al hombre de mi vida, al que a pesar de tener cerca echo tantísimo de menos.
El caso es que la persona por la que me partió el corazón se lo partió a él por segunda vez y predeciblemente al fin hizo amago de presentarme la disculpa que me debe. 

Se hace muy raro hablar de verdad con una persona que estuvo durante cuatro años en tu vida y que paso del todo a la nada más absoluta. Tantos meses escribiéndole desde la seguridad de que jamás iba a responder... y derepente mensajes suyos.
No sé explicaros lo que sentí cuando me dijeron que quería ponerse en contacto conmigo, fue una mezcla de triunfo y miedo. 

Quería contar que me siento un poquito más libre, porque se ha vuelto a ir, me ha vuelto a fallar y esta vez no ha dolido. 
Me prometió una disculpa que no tuvo valor a presentar en persona y volvió a cometer por tercera vez el error de su vida. Y me alegro mucho. Porque no me ha roto. 

Sigo algo sorprendida porque hace tres días además descubrí que ha leído este blog, lo que hace que oficialmente todos los hombres que han sido mencionados en él lo hayan leído. Y es raro.
No es que no quisiera que lo leyera, la verdad, hubiera preferido que lo hiciera mientras los sentimientos que reflejan sus entradas seguían en vigor y no ahora que duermo abrazada al recuerdo de Héroe en lugar de al suyo. 
Tiene gracia la cantidad de indirectas que le mandé a Héroe para que lo leyera, lo mucho que me gustaba cuando Platónico me felicitaba con cada nueva entrada y el hecho de que yo misma le enseñara a quién por fin me decido a llamar Soldadito de Plomo las entradas que hablaban de él. Y sin embargo algo haya explotado en mi cerebro al saber que León lo había leído.
Lo bueno es que con eso y la relectura de aquel cuento me siento un poco menos imbécil respecto a nosotros. Porque he contado una y otra vez el desastre que hubo después, y nadie entiende como alguien como yo pudo meterse en algo así.
Lo que le dije una vez al soldadito, a larga yo necesito un hombre que sepa encandilarme.
Y os voy decir que ese no es el hombre del que yo creí estar enamorada una vez, ha ganado en prepotencia y perdido en coraje, pero sigue teniendo las palabras adecuadas para mentir. 
Aunque a la lista de cosas que no puedo perdonarle está atreverse a decirme que me tengo en poca estima cuando él cogió a una chica llena de complejos, la hizo sentirse diosa y después la despreció y se rió en su cara mientras otra la humillaba. 
Eso sí me ha dolido, ¿Qué estima puede tener alguien que sabe que cualquier opción es mejor que ella? 

Pero tampoco yo soy la misma. En breve será 14 de Agosto otra vez y me da bastante igual. Ahora le temo más a Septiembre. Al fin sé que no estuve realmente enamorada de León, porque perderle al fin y al cabo fue una gran ventaja. Que lo que me hizo sufrir tanto en su momento fue la traición y el engaño.Y que a pesar de todo, le quise más y mejor de lo que le están queriendo, y seguro que alguna vez se acuerda de ello. 
Soy otra leona, sigo sola, y sola me he atrevido a volver al merendero. 
Estoy a punto de empezar a la universidad, pero eso ya lo pensaré en otro momento.
Solo sé que me he sentido un poco más fuerte.

Y León, si vuelves a pasarte por aquí que sepas que no me creo ni una de tus palabras por muy bonitas que sean, que después de ti me enseñaron como es que te quieran de verdad. Que aunque no me corresponda Héroe me quiere mejor de lo que a ti te están queriendo. Que sé muchas cosas que ni te imaginas. Que yo sí pretendía acudir a verte el 29 de Julio. Que si Eris aparece ahora le diré que lo deje, que todas las cosas que nunca me dijiste pesan más en tu conciencia que las que no dije yo en la mía.