lunes, 10 de agosto de 2015

Apariciones inesperadas

He vuelto a hablar con León.
Creí que debía escribirlo aquí porque aunque lo tenga abandonado como la chica libélula a su discman necesitaba contarlo. 
Llevaba mucho sin pensar en él, desde que me enamoré al hombre de mi vida, al que a pesar de tener cerca echo tantísimo de menos.
El caso es que la persona por la que me partió el corazón se lo partió a él por segunda vez y predeciblemente al fin hizo amago de presentarme la disculpa que me debe. 

Se hace muy raro hablar de verdad con una persona que estuvo durante cuatro años en tu vida y que paso del todo a la nada más absoluta. Tantos meses escribiéndole desde la seguridad de que jamás iba a responder... y derepente mensajes suyos.
No sé explicaros lo que sentí cuando me dijeron que quería ponerse en contacto conmigo, fue una mezcla de triunfo y miedo. 

Quería contar que me siento un poquito más libre, porque se ha vuelto a ir, me ha vuelto a fallar y esta vez no ha dolido. 
Me prometió una disculpa que no tuvo valor a presentar en persona y volvió a cometer por tercera vez el error de su vida. Y me alegro mucho. Porque no me ha roto. 

Sigo algo sorprendida porque hace tres días además descubrí que ha leído este blog, lo que hace que oficialmente todos los hombres que han sido mencionados en él lo hayan leído. Y es raro.
No es que no quisiera que lo leyera, la verdad, hubiera preferido que lo hiciera mientras los sentimientos que reflejan sus entradas seguían en vigor y no ahora que duermo abrazada al recuerdo de Héroe en lugar de al suyo. 
Tiene gracia la cantidad de indirectas que le mandé a Héroe para que lo leyera, lo mucho que me gustaba cuando Platónico me felicitaba con cada nueva entrada y el hecho de que yo misma le enseñara a quién por fin me decido a llamar Soldadito de Plomo las entradas que hablaban de él. Y sin embargo algo haya explotado en mi cerebro al saber que León lo había leído.
Lo bueno es que con eso y la relectura de aquel cuento me siento un poco menos imbécil respecto a nosotros. Porque he contado una y otra vez el desastre que hubo después, y nadie entiende como alguien como yo pudo meterse en algo así.
Lo que le dije una vez al soldadito, a larga yo necesito un hombre que sepa encandilarme.
Y os voy decir que ese no es el hombre del que yo creí estar enamorada una vez, ha ganado en prepotencia y perdido en coraje, pero sigue teniendo las palabras adecuadas para mentir. 
Aunque a la lista de cosas que no puedo perdonarle está atreverse a decirme que me tengo en poca estima cuando él cogió a una chica llena de complejos, la hizo sentirse diosa y después la despreció y se rió en su cara mientras otra la humillaba. 
Eso sí me ha dolido, ¿Qué estima puede tener alguien que sabe que cualquier opción es mejor que ella? 

Pero tampoco yo soy la misma. En breve será 14 de Agosto otra vez y me da bastante igual. Ahora le temo más a Septiembre. Al fin sé que no estuve realmente enamorada de León, porque perderle al fin y al cabo fue una gran ventaja. Que lo que me hizo sufrir tanto en su momento fue la traición y el engaño.Y que a pesar de todo, le quise más y mejor de lo que le están queriendo, y seguro que alguna vez se acuerda de ello. 
Soy otra leona, sigo sola, y sola me he atrevido a volver al merendero. 
Estoy a punto de empezar a la universidad, pero eso ya lo pensaré en otro momento.
Solo sé que me he sentido un poco más fuerte.

Y León, si vuelves a pasarte por aquí que sepas que no me creo ni una de tus palabras por muy bonitas que sean, que después de ti me enseñaron como es que te quieran de verdad. Que aunque no me corresponda Héroe me quiere mejor de lo que a ti te están queriendo. Que sé muchas cosas que ni te imaginas. Que yo sí pretendía acudir a verte el 29 de Julio. Que si Eris aparece ahora le diré que lo deje, que todas las cosas que nunca me dijiste pesan más en tu conciencia que las que no dije yo en la mía.