sábado, 9 de enero de 2016

Te he visto

Te he visto.
Hoy te he visto.
Necesitaba decirlo.
Bueno, estoy mintiendo. Porque no sé si te he visto.
Ese es el problema. Por eso llevo horas con este puto nudo en la garganta, porque no se si te he visto. Y duele.
Te has subido al bus y se me ha detenido el corazón. Obviamente no te has sentado a mi lado, ni si quiera me has saludado, por un momento dude incluso si llegaste a verme.
Te he mirado disimuladamente y todas las veces que nuestros ojos se han cruzado los has apartado antes de que pudiera ver si eran verdes, y si siguen teniendo algo de la luz que tenían.
Las paradas se han sucedido mientras a mi me temblaban las manos.
Y ha llegado mi destino y he pasado a tu lado rumbo a la puerta y has quitado la cara de un modo tan descarado que te he visto.
Tu destino era irónicamente el mismo, y te has puesto a mi lado.
Hemos estado un minuto, de pie, casi tocándonos. Cada uno con su canción, pero más juntos de lo que hemos estado en ningún segundo de estos dos putos años.
Te he mirado de reojo buscando las cicatrices pero no se si las he visto.
Y hemos bajado, y caminado al unisono, en silencio, yo sin mirarte y tu puede que hasta sin verme. El semáforo se ha puesto rojo, tu has seguido y yo me he quedado ahí sin saber si eras tu.

No sé si eres capaz de asimilar la magnitud del problema.
No se si olía a ti.
No se si tenía tus cicatrices, y ni siquiera se si era tan alto como tú.
Creo que no.
Pero porque quiero creer que no.
Quiero creer que aunque te has ido del todo tengo una memoria capaz de recordar, al menos al león que estaba a mi lado. Ese del que desconozco si sigues teniendo algo.
Por eso me ha dolido ser incapaz de saber si eras tú. Tener una duda tan patéticamente razonable.
Saber que puede llegar el triste momento en el que nos crucemos por la calle y no tengamos que esforzarnos en callarnos. Porque seamos auténticos desconocidos el uno para el otro.

En esto nos has convertido.
En dos personas que son incapaces de asegurar al 100% que no han estado hoy a milímetros del que un día llamaron su primer amor.

Creo que no eras tú. Que aún hay una parte de mi que sería capaz de reconocerte hasta en el infierno.

Aunque cierre los ojos y sólo pueda recordarte por fotos de hace demasiado. Aunque sea incapaz de evocar tu voz o tu dichoso olor.
Quiero creer que en el fondo de mi cerebro algo se despertara si un día tropiezo de bruces contra ti y murmuras lo siento, de forma sincera, por primera vez.

Pero no lo se.

Porque igual tú también has visto a esa chica que tanto se parece a mi, hoy, en otro bus. E igual ahora mismo tampoco sabes si era yo.
Tal vez la duda se haya instalado también en tu cerebro, y ahora te estés dando cuenta de todas las cosas, que se que tú sí que olvidaste definitivamente de mi hace mucho.

Tal vez.
No lo sé.

Y aunque tú haga mucho que no dueles.
Eso duele.