sábado, 17 de mayo de 2014

Todos mienten

Todos mienten...
Te dicen que están hartos de lo mismo de siempre, que quieren una chica autentica, que le gusten los videojuegos, con quien poder comentar las series y que no se pinte demasiado.
Dicen que prefieren tener con quien dormir que con quien emborracharse y que les encantas con tus camisetas anchas, que la chaqueta de su equipo de fútbol te queda mejor a ti y que adoran tu pelo despeinado. Afirman que les encanta esa manchita clara bajo tus costillas y que desean besar cada una de tus cicatrices empezando por la de la cara y terminando por las de tu alma. Que son de mala memoria pero que quieren aprenderse cada uno de tus lunares y para ello son capaces de emplear el resto de noches de su vida.
Te venden un parasiempre y hasta tú que eres la persona que menos te considera acabas creyéndote una diosa a fuerza de oír que la luz de tus ojos es única y que pondrías a un imperio a tus pies con solo una sonrisa.
Pero mienten...
Y al final se van y se llevan con ellos todas esas mentiras.
Se largan con una copia barata de esas que se fabrican en serie. Cambian esas tardes de sofá que siempre te decían que querían vivir eternamente por noches de botellón en cualquier parking. Y de pronto quien curaba tus cicatrices se convierte en quien te deja la peor de todas. Ese nombre que antes te dejaba tan buen sabor de boca te provoca una arcada involuntaria, y ni te atreves a repetir esas mentiras que un DIA presumías que te contaban.
Empiezas a ver las verdades y te encantaría no tener la cabeza suficiente para entenderlas, y agachando la cabeza dudas si confesar lo de que no te las creíste nunca todas, callando por miedo a que te digan que te enamoraste como una tonta y que si tan única eras no debiste tragar esas mentiras.
Pasan de llamarte joya única a error de fábrica.
Y tu te quedas convencida de que es culpa tuya por no ser una de esas copias.
El resto no ayudan, recordándote que eres única y que jamás encontrará una como tu, y tu te muerdes la lengua para no tener que explicarles que eso ya lo sabes, que el problema no es que él no encuentre una como, tú, que sabes que no las hay básicamente porque nadie las quiere, si no que tú no encuentres alguien que convierta en verdad sus mentiras.


Te cuentan esa película de que matarán monstruos por ti, y aunque hasta entonces nunca habías creído ni siquiera en los monstruos te sientes cómoda en ese nuevo e inesperado rol de princesita en apuros.
No por egocentrismo, ni siquiera porque de verdad creas esas palabras, si no porque necesitas creértelas y te las repiten tanto que es difícil no acabar haciéndolo.

Pasa el tiempo, y solo buscas que vuelvan a mentirte, y lo hacen. Pero algunos mienten peor que los que vinieron primero y te es imposible creerles, otros ni siquiera son capaces de inventar buenas mentiras y se quedan en medias verdades que ni te gustan ni te convencen.

Buscas un coleccionista, de esos que has oído hablar, uno de esos que existen pero son tan difíciles de encontrar que acabas dudando. De los que aprecian las obras únicas y rechazan las imitaciones.

Pero mientras no aparece sigues intentando creerte mentiras, porque no te queda de otra, porque… Todos mienten


sábado, 3 de mayo de 2014

Karate...

¿Y usted por qué quiere ser cinturón negro de karate?

Estoy en la recta final, y hoy recuerdo cuando le hicieron esa misma pregunta a una de mis ángeles y me la formulo a mi misma...

Tengo 16 años, este verano 17, y llevo haciendo karate realmente desde que tengo uso de razón.
Empecé a los 5 años, por lo que son casi 12 años entrenando. Currando día a día, a veces más a veces menos, a temporadas casi ni pisando el tatami y por épocas viviendo en él.
No sabía lo que significaba el karate ni la disciplina que implicaba un arte marcial, solo sabía una cosa, lo hacia mi tío y yo quería ser como él.
Él es una de mis razones de peso para necesitar más que querer pasar este examen. Quiero que se sienta orgulloso, que me mire como si fuera algo extraordinario y me regale el cinturón negro y me vea con él. Que sonría al darse cuenta de que la niña que quería "pomper tabas como tito" no parte tablas pero tiene carnet de arma blanca. Y si, me emociono solo de pensarlo.
"Demostrarles a todos los que dijeron que no lo conseguiríais que estaban equivocados"
Esa es otra de las razones, demostrarle a todo el mundo que no soy de las que tiran la toalla, que soy una guerrera, que el que me deja pasar se esta perdiendo mucho y que mi enemistad no es algo que deba ganarse a la ligera.
"Haced que se sientan orgullosos"
Mi mayor aliciente, además de mi tío quiero que toda mi familia que tantas veces me llevo y me fue a buscar, que siguió mi progreso en el karate me vea alcanzar la meta. Pero también quiero hacer ver al hombre que me entrena desde hace tanto que no ha estado perdiendo el tiempo.
Además últimamente no me siento muy orgullosa de mi misma, y necesito impresionarme a mí la primera.
Por eso tantas horas de entrenamiento, aguantando gritos y golpes. Y esa preocupación por el tobillo que me duele.
Porque estoy muy cerca de la cumbre y confieso tengo miedo a caer.
Y no quiero ser cinturón negro, lo necesito.
Es curioso, si en Enero me hubieran preguntado la importancia del karate en mi vida hubiera asegurado que era mucho menor, pero ahora que me percato de todas las amistades conseguidas y mantenidas gracias a él, de lo aprendido y de lo olvidado a base de golpes. Todas las horas invertidas ahí para no pensar en cosas dolorosas, sobretodo desde Enero...
Puede parecer exagerado, o quizá estúpido todo esto, pero es que a estas alturas del año pasado me hubiera parecido inconcebible pasar tres horas seguidas entrando con un tobillo en malas condiciones, y hoy mismo lo he hecho sin rechistar.
Parece irónico que dejara el ballet porque no quería comprometerme tanto con algo y no aguantaba tantas horas dedicación. Casi surrealista que me considerara a mi misma incapaz de realizar tanto sacrificio.
Pero en estos meses he dado mucho más de mí al karate que en los años anteriores.
Y es que es verdad, el karate lleva mucho marcando mi vida, y yo apenas me he dado cuenta preparando ahora el examen de cinturón negro.
Estudiando extraños términos en japonés y anteponiéndolos a algunos conceptos de otros temas.
Entregando horas que ni siquiera tenía y llegando casi a la extenuación.
Porque en estas semanas me he sentido más veces a punto de desmayar que nunca. Pero la idea de rendirse nunca ha estado ahí.
Suena dramático, lo sé, como todo lo que cuento, pero esto me hace sentir una guerrera, prefiriendo siempre morir en combate que abandonar el campo de batalla.

A estas horas la semana que viene seré cinturón negro o un completo fracaso, pero hay una cosa que no cambiará independientemente de la decisión del tribunal….


Soy una karateka y jamás dejaré de luchar…