sábado, 22 de febrero de 2014

Con lo que tú has sido

Es curioso como a pesar de haberte ido de mi vida sigues demostrándome como puedes cambiarla en cuestión de segundos.
Desde el principio, jamás necesitaste más tiempo que el que yo tardo en pestañear para poner patas arriba mi mundo, con un mensaje confesando tus sentimientos, con una broma que empuja a tus brazos, con un beso, con otro mensaje… De diferentes maneras pero siempre en cuestión de un par de latidos.
Esta vez te escribo ya levantada y hoy no vengo a hablar de mis fracasos si no de los tuyos, ya que total has ganado esta guerra al menos quiero informarte de las bajas de las que no te has percatado o no te has querido percatar.
Porque desde hace un par de días hay otro pensamiento haciéndole sombra al “con lo que yo he sido”…
Con lo que tú has sido

Parece que soy incapaz de mantener la cabeza en el presente y vuelvo a echarla hoy tiempo atrás.
Es curioso, yo sostengo que mi vida empezó concretamente entre un punto a finales de 2010 y uno a principios de 2011. Tú no lo sabes pero me pasaron muchas más cosas en esos meses que en el resto de mi vida anterior a ellos. No me avergüenzo al afirmar que ahí fue donde realmente empecé a vivir, eso si te lo conté una vez. En ese periodo perdí gente que no debería, gané gente que no esperaba y como no sé si recuerdas te conocí.
Precisamente el recuerdo de cuando te conocí es lo que me hace recriminarte esto, porque tú fuiste algo increíble. Apareciste en mi vida sin pedir si quiera permiso, intercambiaste cuatro insultos conmigo y te creíste con derecho a enamorarte de mí. Así sin más, porque tú lo valías. Con un par de cojones me dijiste que se te había caído el alma a los pies al verme. Yo capeé el temporal malamente, aún no había llegado a acostumbrarme al hecho de tener amigas y de repente tenía un pretendiente.
Viviste varios años en un discreto segundo plano, yo no me atrevía a asumir tus sentimientos pero poco a poco te fui conociendo y cuánto más conocía más me asustaba. Dude muchas veces de tu existencia, creí a menudo que te burlabas de mí y que simplemente eras una broma, parecías sacado de alguna de mis novelas preferidas que curiosamente resultaban ser las tuyas también.
Al final tuve que asumir tu existencia pero me abrumó tanto amor, tanta perfección y traté de omitirte de mi vida. Ahí es donde tuviste derecho a hacerme lo que me has hecho. En ese instante podías haber intentado pisotear mi corazón, podías haberme odiado, olvidado y encontrado a otra mejor. Debías haberme mandado a la mierda y haber tratado de destruir mi felicidad. Estabas en la obligación de odiarme, de no saludarme y por supuesto de no permitirme que te echara de menos.
Ese momento en el que yo huí tenía que haber sido el final, ese tropiezo fue mi único error en toda esta historia, ese 23 de Diciembre y posterior 24 son las únicas faltas que te consiento me eches en cara. Pero a partir de ahí la culpa de todo es tuya.
Tú no debiste responder aquel mensaje cuando a mí harta de echarte de menos me dio por irrumpir de nuevo en tu vida. No tenía derecho a exigir que volvieras a quererme…
Discutimos muchas veces sobre aquella frase, “vuelves cuando estás a punto de olvidarme y me jodes la vida” Es irónico pensar en las circunstancias en las que estamos que hubo un tiempo en el que tu fuiste víctima y yo verdugo, y que a diferencia de ahora un día yo fui tu gilipollas mientras tú te lamentabas de no poder gritar con plenitud ese posesivo.

El caso es que aquí estamos, yo ya me he levantado del fracaso desde el que te hablé la última vez, el caso es que en aquellos tiempos tú le diste pena a mucha gente, cada persona a la que les contaba la historia me miraba con cara de no poder creerse que yo fuera tan sumamente zorra y sentían lástima por ti. Pero el tiempo avanzó y conforme nuestra relación también lo hacía, según te ibas ganando poco a poco mi corazón también ibas ganando adeptos entre mis filas. Te considero aún a día de hoy un gran conquistador, y aunque desde mi punto de vista hayas cambiado, para la yo que asesinaste siempre serás aquel hombre capaz de de recorrerse los 7 reinos con estandarte a hombros ganando justas por coronarla reina de la belleza y ver brillar sus ojos con más fuerza que el fuego valyrio. Me sedujiste, a mí y a todos los que me rodeaban. Jamás serás consciente de la cantidad de gente que me lanzó a tus brazos, porque de mis dudas fuiste fiel testigo, pero de cómo mientras tú las quitabas una a una ellos las quemaban en la hoguera para que no volvieran a surgir no.

Aunque ahora tengas cosas más importantes y felices en que pensar, aunque desde que ella apareciera en tu vida todo lo relacionado conmigo te la suda bastante sé que tú mismo eres consciente de lo que eres en comparación con lo que has sido. En aquella conversación que podríamos considerar el doloroso epílogo de nuestro cuento de hadas me lo dijiste, que ahora eras un cabrón para personas para las que antes eras un buen chico. Me sorprende que afirmes aún considerarte a ti mismo alguien bueno, porque sé a ciencia cierta que si cogemos esa maquina del tiempo que al final no llegamos a construir y vamos a hablar con el tú de hace cuatro años seguramente te de un guantazo, el de hace dos años no se creerá la parte de que tú y yo llegamos a ser felices juntos y que en el presente es una servidora la que llora tu ausencia, y mi hombre, el de hace pongamos 8 meses te matará por destruir el corazón de la mujer que tanto le ha costado conseguir. Pero al de ahora, a ti, te da igual todo esto. Lo único que te molesta quizá es haber perdido algo de buena reputación, tú que siempre le caíste bien a todo el mundo y ahora mismo eres odiado por un montón de desconocidos y no tan desconocidos. Ya te has acostumbrado a esa cara con la que dices que ahora te mira todo el mundo, cuando yo sé que no son tantos, y no te preocupa en absoluto la cara con la que miro yo y mucho menos con la que me miran a mí. Porque déjame que te diga que si tú has tenido que soportar alguna mirada ocasional de desaprobación yo aún tengo que convivir con miradas de compasión y eso es aún más horrible. He estado en los dos lados y prefiero mil veces volver a ser la gilipollas que le ha roto el corazón a un gran hombre que la idiota que está jodida por un capullo.

Sé que no leerás estas líneas, que si lo hicieras ni te inmutarías, pero precisamente por eso, porque quién fuiste una vez hubiera llorado leyendo esto y viendo en que te has convertido, porque no tengo opción real de ir y gritártelo a la cara te lo escribo aquí dónde puedas encontrarlo y no vayas a hacerlo nunca…
Porque manda narices lo que eres….

Con lo que tú has sido 

sábado, 15 de febrero de 2014

Con lo que yo he sido

Me encuentro sentada en mi último y más estrepitoso fracaso.
Acabo de chocar contra una pared demasiado dura y demasiado real, tu ausencia…
Tú te has ido, y ahora mismo esa es mi única realidad, lo único sólido y certero a lo que desgraciadamente tengo que aferrarme
Te has ido y encima con otra, así, sin más.

Y yo no puedo evitar echar la vista un año atrás y pensar esa gran frase que vuelve a sonar con fuerza en mi mente…
Con lo que yo he sido

Hoy esa frase es al igual que la soledad, mi actual realidad.
Ya no soy quien era.
Siempre sospeche que el amor nos cambiaba, pero nunca creí que a este nivel. Quién jamás ha estado enamorado lo podría llamar falta de personalidad, pero quien lo ha sufrido sabe de lo que hablo.

Si fueras a un año atrás y me pidieras una definición de mi misma me hubiera costado, borde, asocial, friki, ignorante era la definición que te dí a ti una vez. Pero lo cierto es que también añadiría por aquel entonces lo de difícil de enamorar y sobretodo difícil de querer. Ahora, soy más políticamente correcta que nunca, tal vez porque tú eras tan bueno con todo el mundo y yo quería ser como tú. Precisamente tú destruiste algunos de mis vicios y desmentiste muchos tabús, demostraste que enamorarme era cuestión de tiempo. Sin embargo reafirmaste mi última definición, siempre dijiste que a ti quererme te resultaba fácil, pero al final por desgracia y como siempre la razón la tuve yo.

Ahora vete de nuevo ese año atrás y dime que voy a coger dos buses en una tarde de viento y lluvia para ver un partido de fútbol. Cuéntame que me voy a plantar todos los domingos a la salida del Molinón caminando a contracorriente contra una marea humana de hinchas. Vete y dímelo, veras como me rio en tu cara.

Me jacto de ser una buena amiga pero siempre pensé que como novia dejaría mucho que desear. El miedo precisamente a lo que me está pasando, a sufrir, a quedarme sola, a sentirme abandonada y traicionada creí que me protegería, que podría revestir con el mi corazón y no entregártelo del todo. Creí que acabaría perdiéndote por mi egoísmo pero acabe perdiéndome yo por mi entrega.

Como ya he dicho esto ha sido un fracaso, pero a diferencia de ti yo puedo presumir de haberlo dado todo por aquella relación de la que tanto me cuesta hablar en pasado. Puedo presumir de haberte querido incoherentemente, como tiene que hacerse.
Y tan solo soy capaz de arrepentirme de mi estupidez, de no haberla visto venir, de no haberme percatado de que te ibas hasta que no te habías ido del todo.
No puedo arrepentirme sin embargo de nada de lo que hice, porque no cambio ningún beso, ninguna caricia, ni ningún te amo. Porque nosotros éramos así, y mientras hubo un nosotros, fuimos perfectos.
Bueno, puestos a arrepentirse también me arrepiento de los besos que no llegamos a darnos, de los te quiero para los que no encontré momento, de las bromas que no te gasté… En concreto me arrepiento de un beso y un bofetón que te ganaste y me quede.

Quizá algún día vuelvas la cabeza atrás y me veas como un error, pero a mi me queda el consuelo de ser al menos tu primer error, y para mí tan solo has sido el fracaso del mayor acierto de mi vida.

No quiero ser malinterpretada, como ya dije he asumido que tu marcha es una realidad y no espero tu vuelta ni mucho menos, sobretodo porque conozco el motivo principal. El problema es que no puedo evitar pensar que quizá uno de los problemas que jamás me confesaste fue precisamente este con lo que yo he sido en el que me encuentro.
Y es que tú me cambiaste, trastocaste todo mi mundo y es probable que no te gustara el resultado. Desbarataste todos mis planes y convicciones. Yo no estaba preparada para enamorarme y me vi mentalmente haciendo planes de boda. Te quería conservar como amigo, y acabé cambiando tu nombre por cariño y ahora no siendo capaz ni de decirte hola. Quería esperar para quererte, quería otra fecha en el calendario, y corrí a tus brazos llenando de catorces mi diario.
Fui por ti lo que jamás esperé. Yo, firme opositora del fútbol me deje explicar fueras de juego e incluso atendí explicaciones de partidos que jamás me interesaron. Yo, que tenía planes para todo acabé mandándolos a la mierda por dormir en sabanas que olían a ti. A mí que nunca me gustaron los rubios de ojos claros, que siempre fui de morenos de mirada oscura, ahí andaba, loquita por unos profundos ojos verdes.
Y déjame que te cuente lo más divertido de esta historia… yo nunca me consideré celosa, tú bien lo sabes, y si no echa memoria atrás y recuerda lo que costaba ponerme celosa al principio. Creí que sería segura y confiada, y al final me volví loca por cada chica que te miraba. Dudo que eso vaya a cambiar de cara al futuro teniendo en cuenta que al final como bien te encargaste de confirmar, sí tenía de qué preocuparme.


Aquí donde ahora me ve todo el mundo, sola y desamparada, yo he sido la más orgullosa de las leonas, el problema es que le entregué ese orgullo a tus prejuicios que tenían forma de expectativas y me desafile las uñas contra esa espalda que aún me vuelve loca.
Soy capaz de diferenciar la que era antes de ti, prepotente y fría, y la que fui mientras hubo un nosotros, cálida y cariñosa. Ambas me parecen personas dignas que no me importaría volver a ser, pero eso es imposible. El hielo que había en mi corazón antes de ti, lo derretiste con tus besos, y lo que fue a tu lado te lo llevaste con tu partida.

Y así estoy, sujetando mis pedazos rogando por que el viento no se lleve ninguno, soñando con que alguien algún día decida volver a unirlos de un abrazo y pegarlos a besos y sin poder dejar de pensar lo mismo una y otra vez…


…CON LO QUE YO HE SIDO…