Es curioso como a pesar de haberte ido de mi vida sigues
demostrándome como puedes cambiarla en cuestión de segundos.
Desde el principio, jamás necesitaste más tiempo que el que
yo tardo en pestañear para poner patas arriba mi mundo, con un mensaje confesando
tus sentimientos, con una broma que empuja a tus brazos, con un beso, con otro
mensaje… De diferentes maneras pero siempre en cuestión de un par de latidos.
Esta vez te escribo ya levantada y hoy no vengo a hablar de
mis fracasos si no de los tuyos, ya que total has ganado esta guerra al menos
quiero informarte de las bajas de las que no te has percatado o no te has
querido percatar.
Porque desde hace un par de días hay otro pensamiento
haciéndole sombra al “con lo que yo he sido”…
Con lo que tú has sido
Parece que soy incapaz de mantener la cabeza en el presente
y vuelvo a echarla hoy tiempo atrás.
Es curioso, yo sostengo que mi vida empezó concretamente
entre un punto a finales de 2010 y uno a principios de 2011. Tú no lo sabes
pero me pasaron muchas más cosas en esos meses que en el resto de mi vida
anterior a ellos. No me avergüenzo al afirmar que ahí fue donde realmente
empecé a vivir, eso si te lo conté una vez. En ese periodo perdí gente que no
debería, gané gente que no esperaba y como no sé si recuerdas te conocí.
Precisamente el recuerdo de cuando te conocí es lo que me
hace recriminarte esto, porque tú fuiste algo increíble. Apareciste en mi vida
sin pedir si quiera permiso, intercambiaste cuatro insultos conmigo y te
creíste con derecho a enamorarte de mí. Así sin más, porque tú lo valías. Con
un par de cojones me dijiste que se te había caído el alma a los pies al verme.
Yo capeé el temporal malamente, aún no había llegado a acostumbrarme al hecho
de tener amigas y de repente tenía un pretendiente.
Viviste varios años en un discreto segundo plano, yo no me
atrevía a asumir tus sentimientos pero poco a poco te fui conociendo y cuánto
más conocía más me asustaba. Dude muchas veces de tu existencia, creí a menudo
que te burlabas de mí y que simplemente eras una broma, parecías sacado de
alguna de mis novelas preferidas que curiosamente resultaban ser las tuyas
también.
Al final tuve que asumir tu existencia pero me abrumó tanto
amor, tanta perfección y traté de omitirte de mi vida. Ahí es donde tuviste
derecho a hacerme lo que me has hecho. En ese instante podías haber intentado
pisotear mi corazón, podías haberme odiado, olvidado y encontrado a otra mejor.
Debías haberme mandado a la mierda y haber tratado de destruir mi felicidad.
Estabas en la obligación de odiarme, de no saludarme y por supuesto de no
permitirme que te echara de menos.
Ese momento en el que yo huí tenía que haber sido el final,
ese tropiezo fue mi único error en toda esta historia, ese 23 de Diciembre y
posterior 24 son las únicas faltas que te consiento me eches en cara. Pero a
partir de ahí la culpa de todo es tuya.
Tú no debiste responder aquel mensaje cuando a mí harta de
echarte de menos me dio por irrumpir de nuevo en tu vida. No tenía derecho a
exigir que volvieras a quererme…
Discutimos muchas veces sobre aquella frase, “vuelves cuando
estás a punto de olvidarme y me jodes la vida” Es irónico pensar en las
circunstancias en las que estamos que hubo un tiempo en el que tu fuiste
víctima y yo verdugo, y que a diferencia de ahora un día yo fui tu gilipollas
mientras tú te lamentabas de no poder gritar con plenitud ese posesivo.
El caso es que aquí estamos, yo ya me he levantado del
fracaso desde el que te hablé la última vez, el caso es que en aquellos tiempos
tú le diste pena a mucha gente, cada persona a la que les contaba la historia
me miraba con cara de no poder creerse que yo fuera tan sumamente zorra y
sentían lástima por ti. Pero el tiempo avanzó y conforme nuestra relación
también lo hacía, según te ibas ganando poco a poco mi corazón también ibas
ganando adeptos entre mis filas. Te considero aún a día de hoy un gran
conquistador, y aunque desde mi punto de vista hayas cambiado, para la yo que
asesinaste siempre serás aquel hombre capaz de de recorrerse los 7 reinos con
estandarte a hombros ganando justas por coronarla reina de la belleza y ver
brillar sus ojos con más fuerza que el fuego valyrio. Me sedujiste, a mí y a
todos los que me rodeaban. Jamás serás consciente de la cantidad de gente que
me lanzó a tus brazos, porque de mis dudas fuiste fiel testigo, pero de cómo
mientras tú las quitabas una a una ellos las quemaban en la hoguera para que no
volvieran a surgir no.
Aunque ahora tengas cosas más importantes y felices en que
pensar, aunque desde que ella apareciera en tu vida todo lo relacionado conmigo
te la suda bastante sé que tú mismo eres consciente de lo que eres en
comparación con lo que has sido. En aquella conversación que podríamos
considerar el doloroso epílogo de nuestro cuento de hadas me lo dijiste, que
ahora eras un cabrón para personas para las que antes eras un buen chico. Me
sorprende que afirmes aún considerarte a ti mismo alguien bueno, porque sé a
ciencia cierta que si cogemos esa maquina del tiempo que al final no llegamos a
construir y vamos a hablar con el tú de hace cuatro años seguramente te de un
guantazo, el de hace dos años no se creerá la parte de que tú y yo llegamos a
ser felices juntos y que en el presente es una servidora la que llora tu
ausencia, y mi hombre, el de hace pongamos 8 meses te matará por destruir el
corazón de la mujer que tanto le ha costado conseguir. Pero al de ahora, a ti,
te da igual todo esto. Lo único que te molesta quizá es haber perdido algo de
buena reputación, tú que siempre le caíste bien a todo el mundo y ahora mismo
eres odiado por un montón de desconocidos y no tan desconocidos. Ya te has
acostumbrado a esa cara con la que dices que ahora te mira todo el mundo,
cuando yo sé que no son tantos, y no te preocupa en absoluto la cara con la que
miro yo y mucho menos con la que me miran a mí. Porque déjame que te diga que
si tú has tenido que soportar alguna mirada ocasional de desaprobación yo aún
tengo que convivir con miradas de compasión y eso es aún más horrible. He
estado en los dos lados y prefiero mil veces volver a ser la gilipollas que le
ha roto el corazón a un gran hombre que la idiota que está jodida por un
capullo.
Sé que no leerás estas líneas, que si lo hicieras ni te
inmutarías, pero precisamente por eso, porque quién fuiste una vez hubiera llorado
leyendo esto y viendo en que te has convertido, porque no tengo opción real de
ir y gritártelo a la cara te lo escribo aquí dónde puedas encontrarlo y no
vayas a hacerlo nunca…
Porque manda narices lo que eres….
Con lo que tú has sido
No hay comentarios:
Publicar un comentario