sábado, 28 de marzo de 2015

Otro Sábado

Hoy es Sábado,bueno en realidad ya es domingo,de Ramos.
Debería estar durmiendo pero aquí estoy escribiendote porque necesito hacerlo. Tengo una entrada sin publicar sobre lo mucho que te echo de menos,sobre lo mucho que por desgracia para mí aún te quiero,sobre lo rota que estoy y todo lo que daría porque me dijerás que quieres volver. He decidido que si algún día dejo de dirigirme a ti en las entradas, cosa que pasará dentro de demasiado tiempo porque aún queda mucha tinta que derramar entre tú y yo, te quedarás con el nombre de heroe, ya está, era predecible, el que más te pegaba y el que sé que si me leyeras y te importara un mierda algo de lo que escribo o siento querrías.
A lo que iba, me he saltado mi regla de no publicar nunca directamente y de jamás de los jamases subir entrada desde el móvil solo por ti. Y por eso estoy aquí, en pijama, con Gunter  a mi lado,escribiendo con nocturnidad y alevosía.
El caso es que el lunes todo va a cambiar,no sé que pasará pero va a cambiar. Me huelo la realidad, y sé que me voy a romper aún más. Los días pasan y la tensión crece y hoy me has preguntado por qué una de mis niñas te odia. Esto es lo primero que voy a proceder a explicarte en esto que más que una entrada es un desproposito.
La última vez que te abracé ella estaba delante y notó la necesidad en ese abrazo,notó esa química que tú que la estudias eres el único que no la nota entre nosotros. Vió lo bien que encaja mi cuerpo contra el tuyo y me confesó que jamás quiere llegar a querer así a nadie. Porque ella,como todos,saben que aún te quiero y me han oído hablar de lo felices que eramos, ellos saben los planes que tenía para el futuro,todo lo que estoy dispuesta a dar por un beso tuyo y lo maravilloso que eres. En realidad te odian porque cada vez que hablo de ti de mi boca sale la descripción del hombre de mis sueños que es lo que aún eres.
No sé muy bien que sentire después del lunes,pero hoy Funambulista solo sabía cantar sobre nosotros, que si bendita la suerte que tuvimos,que quiero que vuelvas para decirte quedate, que si yo soy demasiado buena... Ya sabes, eso que hacen los cantantes cuando una esta rota, romperla más. Y te lo dije, y haciéndome caso lo ignoraste.
No sé si ya eres de otra, si estás a punto de serlo o si nunca fuiste realmente mío pero he llorado hablando de nuestra última tarde de besos en el sofa y he llorado cuando he intuido cosas sobre ti.
Ha sido una noche rara. Delirio,al que le tengo que cambiar el nombre no andaba por donde suele, yo andaba sin un rumbo contando más cosas de lo mucho que yo te quise y lo bien que parecías quererme tú.
Y entonces me cruzo con León y miro el reloj para ver si es que ya han pasado de las 2 y Mosby tenía razón, pero después escucho su voz y veo lágrimas en el rostro de la otra y la sonrisa se me cosa a la cara,luego ya me la descoserá leerte, pero en el momento la sensación de superioridad y no solo por la altura fue increíble. Si quieres pregúntale que es lo que puede deparar un futuro sin mí y piensa bien si estas eligiendo la opción correcta. Que el mundo no es tan bonito como parece desde mi cama. Y eso le reconforta, porque eso hace que el error sea otra, no yo. Porque no es el primer sábado que observo esto y sé que no será el último.
Espero que si mis sospechas de que tu telaraña ya cuelga de otro balcón son ciertas la verdad espero encontrarte el año que viene en algún bar sin dar precisamente saltos de alegría.
El dolor físico y las lágrimas por ti no me permiten seguir mucho así que seré breve, pase lo que pase el lunes ten en cuenta que eres el hombre al que más he querido y que aún te quiero. Que has dejado el listón demasiado alto y envidio a quién te consiga para sí. Y que siempre te echaré de menos,porque tú y yo estamos echos el uno para el otro y perder a una persona así deja un vacío eterno en nuestro corazón que jamás quitaré por muchas bocas que bese.
Desconozco si escribiré más antes del día que lo cambiara todo, si no es así recuerda que te quiero, y que nadie podrá enamorarse de ti del mismo modo que yo me enamoré.
Me voy a dormir, disculpa que siga desahogándome contigo, pero es que tú eres el que me tiene hundida por muy bien que lo hayas hecho todo,por muy correcto y tierno que seas...
Porque el amor duele y este Sábado lo he visto reflajado en diversas personas.
Seguro que me estoy dejando algo en el tintero pero mi cerebro no da para más,tu recuerdo ocupa mucho.

viernes, 20 de marzo de 2015

Como yo a ti te sueño no había soñado nunca

He soñado contigo. Vale, ni es novedad que te sueñe ni eres el primer hombre con el que sueño, estamos de acuerdo. Pero como todo contigo, esta vez ha sido distinto.

No he soñado que nos queríamos, que nos besábamos y que nos amábamos hasta el amanecer, no. No era una escena de estas idílicas de película. Ni siquiera aparecías corriendo a buscarme a algunos de esos sitios en los que una parte de mí aún espera verte aparecer. No. Era un sueño, es algo que por desgracia nunca pasará pero ha sido tan verosímil que me he despertado feliz, porque parecía realidad, y mi cerebro ha tardado unos segundos en darse cuenta de que no, de que todo había sido un sueño.

Era muy real. Tú y yo quedábamos para esa charla que tenemos pendiente, y al fin me resolvías los motivos por los que no te tengo a mi lado, por los que llevo tanto sin besarte, por los que no puedo verte ya tanto como querría. Me contabas el problema y lo razonábamos. Hablábamos como adultos. Vale, quizá esa parte refiriéndonos a ti y a mi que somos dos niños demasiado grandes que no acaban de asumir que Nunca Jamás y Gijón no son el mismo lugar, fuera algo ficticia; pero hemos pasado por situaciones seria y sé que podemos resolver los conflictos como adultos.  El caso es que hablamos, y llegamos a la conclusión de que no mientes cuando me dices que me quieres, que yo aún estoy dispuesta a hacer cualquier cosa porque sigo enamorada de ti. 
No lo arreglamos, no acabamos como si nada hubiera sucedido queriéndonos a gritos en algún rincón, ni colgamos por todas partes carteles con lo mucho que nos amábamos. Pero hablábamos, y decidíamos eso que yo pienso y que tú parece que has dejado de pensar. Que no será fácil, pero que merece la pena, que tú y yo somos increíbles (tú un poco más) y que lo intentaremos. 

Porque el amor no debe dejarse al primer tropiezo. Dos personas que se quieren pueden con todo. Incluso en estos días en los que todo es de usar y tirar. Tú deberías entenderlo mejor que nadie. 

Y puede que cuando ese día se produzca de verdad desmanteles todos mis argumentos, y yo me muera aún más de dolor por haberte perdido completamente. Pero dudo que así sea. Porque te quiero. Y yo cuando quiero lo hago en serio, lo hago hasta el final y lo hago con todas las consecuencias.
Aunque no queden oportunidades, aunque no tenga que hacer, aunque haga el ridículo más espantoso cada vez que te pido un abrazo y me quedo más tiempo del debido abrazada a ti. No tengo esperanzas absurdas e irreales a nivel consciente, pero nueve años de lecciones de amor no han sido en vano, y por mucho que pase, por mucho que nos pase, ten por sentado que al menos con una parte de mí siempre estaré dispuesta a robar una trompa francesa azul, que cualquier día me planto con una bajo tu ventana. 

No dejaré de soñar contigo, ya sea dormida o despierta, aunque después la realidad me deje sin aire el resto del día.

martes, 3 de marzo de 2015

Mea Culpa

Ha sido culpa mía.
Como todo ahora sé que el hecho de que no estés a mi lado ha sido culpa mía. Aunque tú digas que no.
A estas alturas que siento que nada puede ir a peor,pues confío cuando me dices que no me odiarás por muy idiota que me vuelva, voy y me doy cuenta de que igual hice las cosas mal desde el principio.
Te vi tan perfecto, tan echo a mi medida que no lo dude ni un segundo. Desde el minuto uno supe que quería ser parte de tu vida, fuera como fuese. Necesitaba ser parte de algo tan increíble. Y me lancé. 
Me presenté en tu vida sin pedir permiso, entré hasta el fondo y ni te pregunté por tu caos.
Te vendí mi historia y no me atreví a preguntar el precio de la tuya.
Fui egoísta. Te lo dí todo, pero no tomé de ti lo que debía.
Siempre temí preguntar por tu pasado, lo admito. El mío te haces una idea entre este blog y todo lo que te fui contando, pero el tuyo me intimidaba. Tenía miedo a que su recuerdo me eclipsara, a que cualquiera de las mujeres que yo tenía constancia habían estado presentes en tu vida me usurparan el protagonismo. 
Esta jodida inseguridad que sabes que tengo. Porque tú lo sabes todo, o practicamente todo de mi. Mis complejos, que bien te encargabas de borrar a besos, mis errores pasados, mis traumas de infancia, eso de de que aún no he superado la muerte de Mufasa.
Pero en mi empeño por hacerte feliz jamás llegué a indagar en lo que te hacía o te había hecho daño en el pasado.
Y ahí residió uno de mis errores. No comprobé el terreno. No tuve el valor necesario para preguntar si la seguías queriendo, si no que me limite a intentar que cada vez que la vieras pensaras en mí, a que ella supiera lo enamorada que estaba de ti y a que todos a su alrededor le dijeran la bonita pareja que hacíamos.
No pregunté tampoco por el fantasma de tu primera chica. De hecho no sé si quiera si fue la primera, ni hasta dónde fue la primera. Oí retazos de vuestra historia, pero sentí que no podía competir con ella. Tú mismo me viste sufrir su recuerdo aquel día. Te oculté las discusiones que vinieron a raíz del incidente y como me derrumbe explicando que el problema era que yo no estaba a tu altura.

Los días que venías con la boca algo torcida mi único afán era dibujarte una sonrisa a lametazos, pero no supe sacar tus problemas de raíz. Me creí tus estoy bien los días que yo sabía que no lo estabas. 
Y me he dado cuenta en estos días en los que intento descubrir la causa de tu mal humor y me encuentro con un muro. El maldito muro que no llegue a ver nunca.
Una vez me dijiste lo difícil que era hacerte sonreír cuando tenías un mal día, y a partir de ahí yo trate de superar ese obstáculo.
Jamás fui consciente de tus problemas, solo llegué a intuir tu sufrimiento dos veces, en aquella carta que me escribiste y que no me atrevo a releer para no romperme más, y el día que me dijiste que no podías continuar con lo nuestro. 

Igual este no es el motivo que tu elegiste para irte, pero si hubiera hecho esto bien igual tenía más pistas de porque ya no soy la persona capaz de hacerte sonreír en los malos días. Que una vez al menos me prometiste que lo había logrado.

Te podría decir que si vuelves prometo desentrañar tu laberinto, pero sé que no vas a volver. Igualmente si algún día quieres abrirme las puertas de tu mente yo prometo tratar tus secretos,problemas y miedos con el mismo amor con el que tú has tratado y tratas los míos, aunque no me des la posibilidad de librarte de ellos a besos. 
Porque ¿Sabes un secreto? 
Yo sí sé lo que significa te quiero, y te quiero.

Y por muy rota que esté, que aunque disimule lo mejor que puedo, lo estoy. Por mucho que digan, aquí me tienes. Porque esa parte por lo menos ha sido culpa mía. 
Así que lo siento.
Aquí me tienes, dispuesta a pelear con el laberinto si me dejas y a cuidar al minotauro o matarlo si es preciso.

En mi defensa diré que el miedo a no molestar colaboró en el asunto, ese mismo miedo que me impide escribirte estas líneas directamente a la cara.
El puto miedo que me hace estropearlo todo siempre...