viernes, 13 de febrero de 2015

Feliz día de la desesperación

Hoy es día 13 de Febrero.
13, número de la mala suerte, número entre la fecha que me hacía sangrar el alma en el pasado y la que derrumba mi mundo ahora mismo. Día previo a San Valentín, y yo de nuevo más sola que la una.
Ahora debería estar borracha, pero como una cuba, es lo que me vendría bien, lo que sería adecuado para la situación, pero mira como no es sano estoy aquí ebria de nostalgia y sinceridad tecleando incoherencias.
No sé qué hacer con mi vida. Ahora mismo solo sé que le quiero.
¿Sabes cuando tienes una persona a tu lado pero sois de dos planos interdimensionales distintos?
Mañana va a ser el día más romántico del año y yo me iré sola a comprar un libro porque sigo sin tener a nadie que quiera compartir conmigo esos días especiales.
Y no sé, eso de ya encontrarás a otro a veces me produce carcajadas, porque me siento le miro, y le oigo y es como ¿Pero vosotros os dais cuenta?
Jamás un hombre me había hecho perder así mi única cualidad, las palabras. Que no soy Cervantes ni Carlos Salem, pero mira esto es lo único que puedo llamar mía, lo único en lo que destaco respecto a la gente con la que me codeo. Y él lo anula.
Con el resto poner en orden mis sentimientos o al menos teclearlos siempre me resultó, y me resulta fácil, quiero decir, sé lo que quiero en la vida.
Y sí, es ridículo, pero lo que quiero es a él. Quizá acabe hartándose del todo de mí. Ese es uno de mis mayores miedos. Nadie ha aguantado todas las tonterías que digo ni soportado ha largo plazo mis sentimientos nunca, y si se cansó de mi como pareja vivo con el miedo a que vea que como amiga también soy un desastre. Que las que me hacen valer y me soportan son las demás, que el eslabón débil de la cadena fue el que en su momento eligió.
Es todo muy extraño, como si viviera en una realidad aparte. La vida de todo el mundo sigue, y yo estoy suspendida en el tiempo, como esperando algo, y no sé el que. Sé que él no va a volver a quererme como yo quiero, nunca. Sé que los que pululan alrededor no me van a valer, porque no.
Hay quien puede pensar que estoy esperando a otro, pero ya puede salir Mr Darcy de sus novelas, o aparecer Red Butler en la puerta que les iba a decir que pasaran de largo.
Que igual lo que tiene es que pasar tiempo y ponerlo todo en su sitio, pero es que yo solo sueño con que su sitio vuelva a ser a mi lado.
Parece que estoy bien, soy consciente de eso, de que todos estan viendo a una leona que sufre lo justo, que nadie ve ya a aquella leona solitaria que se iba a la playa a llorar. Pero sufro. Lo que pasa es que esta vez no odio, porque no puedo. Ni puedo ni quiero odiarle. Y eso es lo que me descoloca. Me ha roto el corazón,dejémonos de eufemismos, es lo que ha hecho, yo tenía unas ideas, un futuro imaginado con él, unas promesas y ha roto una parte de ellas (tampoco voy a quitarle su valor por todas las que está cumpliendo, en una situación en la que nadie más que él lo haría), y eso me ha roto a mí. Porque no me avergüenza decirlo, estoy rota sin él. Me da igual la opinión de todos, le quiero, me falta y me duele. Es así. Una parte de mí está muerta, y aunque solo llore cuando soy consciente de que nadie me ve, me oye, o me intuye si quiera, no por eso me duele menos.
Disimular no es difícil y los ratos que paso con él aunque me sepan a poco, que por otra parte estoy acostumbrada a esa sensación de no verle, ni hablarle, ni tocarle lo suficiente, no los quiero empañar con lágrimas.
En momentos de extraña lucidez pienso que ese pudo ser nuestro problema, que nos quisimos tanto, que nos encerramos tanto el uno en el otro que olvidamos que vivíamos en un mundo. Pusimos tanto empeño en encajar, que igual hicimos roce. Eso de desgastar el amor de tanto usarlo no, que es una patraña. Simplemente, nos esmeramos tanto en ser felices juntos, que no resolvimos la infelicidad que había cuando no lo estábamos. No lo sé, soy bastante inútil en las relaciones como podéis comprobar, puede que queriendo que todo salga de película sea yo misma quien condene las historias a intensos cortometrajes. 
 Repito, no lo sé, solo sé que le quiero, que no le tengo, que es día 13, que ayer no hicimos 5 meses, que mañana pasaré San Valentín sola, que le echo de menos incluso cuando estoy abrazada a él. Que mi cordura se tambalea, que he perdido la capacidad de expresarme, que me he vuelto insignificante y aleatoria...
Que le quiero coño, que le quiero.

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