martes, 30 de diciembre de 2014

2014...

Se acaba el año.
Otros 365 días se han escurrido entre mis dedos y yo aquí con estos pelos.
Podría dejarme llevar por el sentimentalismo y deciros que este ha sido el mejor año de mi vida, pero teniendo en cuenta que tenéis delante prácticamente todo mi año no tengo los cojones de mentiros  a la cara.
Ha sido un año duro en su totalidad, me he sentido pérdida muchos días. He llorado más de lo que esperaba. 
Por primera vez en mi vida he estado sola, a veces por voluntad propia. Este año me he conocido un poco, me he escuchado y me he parado a mirar mi reflejo en muchos sitios. Y la verdad os tengo que confesar que incluso me he cogido algo de cariño. He pasado muchas horas vagabundeando por las calles con la cabeza llena de ideas inconexas, a veces con libros debajo del brazo, otras con la música al volumen necesario para no oírme y siempre huyendo a rincones apartados donde llorar sin ser vista.
Es curioso pero cuanto más me he encerrado en mi misma más me he confesado, con un montón de prácticamente desconocidos. Con gente con la que jamás me había sentado a hablar seriamente, a quiénes jamás había llegado a denominar amigos, les he contado mis miserias. Incluso las he ido divulgando veladas por internet. Y me he sentido libre.
Este año ha sido para mí mucha soledad y libertad. 
He descubierto cosas de mi que no sabía, he conocido una verdadera leona, que sabe cuando sacar las uñas, en que espaldas afilárselas y con quien guardárselas. Este año he descubierto la poesía gracias en cierto modo a platónico. He descubierto que me quiero gracias sobretodo a él, y a las cámaras, me he reconciliado con mi reflejo en el espejo.
Me he sentido hundida y sola pero también he estado arriba del todo, y he sabido por fin lo que es ser querida de verdad. Tras años diciéndolo he descubierto que realmente tengo un grupo de gente a mi alrededor que vale su peso en oro, que ha aguantado cada momento de bajón, esas personas que han estado conmigo también en lo alto, con las que he reído, llorado, bebido, gritado, discutido, besado y demás.
Quedan pocas horas para que este año toque a su fin y os juro que no cambiaría ni una coma de él. Porque lo malo ha sido muy malo pero lo bueno ha sido increíble. 
Sí, he sufrido desengaños pero he encontrado al amor de mi vida.
La palabra que mejor define mi año no es más que adolescencia, y la que yo tengo que decir muy alto y a mucha gente es Gracias.
Gracias a león por liberarme al principio del año de algo que podría haber sido el peor error de mi vida.
Gracias a mis ángeles por hacerme ver que la vida sigue, y por enseñarme que la vida es menos puta cuando ellas la sufren conmigo.
Gracias a aquel que me sostuvo la mano cuando no sabía que estaba al borde del precipicio.
Gracias al hombre que siempre está ahí, que él sabe quién es y todo lo que ha hecho por mi,que jamás me deja agradecerle nada y al que le debo demasiado.
Gracias a platónico por descubrirme la poesía y por abrirme la mente.
Gracias a cualquiera que me haya dedicado algo de su tiempo, que me haya abrazado, o se haya dejado querer y odiar por mi en algún momento.De cerca o a kilómetros
Este ha sido el año de la música,he ido a más conciertos juntos que en toda mi vida y cada uno ha sido increíble. He tenido un verano de película y como siempre lo mejor ha aparecido al final...
Por eso uno de mis más grandes y especiales agradecimientos es como no podría ser de otra manera para él. El hombre de mi vida.
no creo en las casualidades, el universo raramente es tan perezoso y que te haya conocido el año que ha acabado como conocí a vuestra madre, no puede ser una casualidad. Tú, has hecho que agradezca todo lo que me ha pasado en el resto del año y en el resto de mi vida, porque la suma de todo es lo que me ha convertido en lo que soy y lo que ha llevado al destino a cruzarme contigo, es todo lo que he contado y un montón de cosas más buenas y malas, sublimes y horribles las que me han puesto a tu lado y por eso vale la pena todo.
Por eso el 2014 ha sido grandioso, porque lo termino al lado de la persona a la que amo, y rodeada de las personas más importantes para mí.
Al 2015 solo le reto a ser un poco mejor, a tener un par más de sonrisas y un par menos de lágrimas. Pero si no es capaz, que me deje al lado a la gente que tengo, que entonces podré con todo lo que me eche. 
Este ha sido un gran año, he acabado primero de bachillerato, he conseguido mantener un blog casi todo el año y me he sacado el cinturón negro. Si todo va bien en 2015 me espera la graduación, la universidad y disfrutar de lo que es estar verdaderamente enamorada por primera vez. 
Crucemos los dedos, preparemos la ropa roja, pie derecho hacia delante y copas en alto, que ya va otro más... 
Adiós 2014
2015 sé bueno.

martes, 23 de diciembre de 2014

Infierno de miedos

El miedo es algo de lo que jamás podemos librarnos, está siempre presente con cada decisión que tomamos, con cada beso que damos,con cada te quiero que soltamos.
Esa eterna duda de ¿estoy decidiendo bien? te acompaña en cada paso del camino.
Y si te sales de camino apaga y vámonos.
Este año yo me he vuelto un poco suicida, he dado uno de los saltos al vacío más grandes de mi vida. Tras meses y meses de llantos, de dudas, de ¿Y si..? y de preocupaciones sobre el futuro decidí cambiar de rama académica.
No os lo conté, estaba demasiado ocupada hablándoos de desvaríos desamorosos.
En cierto modo porque creía que aquella era toda la angustia que tenía dentro, y sentía que era lo que necesitaba sacar, que eso era lo que me hacía infeliz. Aquel abandono, aquella sensación de soledad en el mundo, la certeza de que jamás nadie me amaría sinceramente, que no había nadie para mí en este planeta.
Por eso no era capaz de darme cuenta de que lo que me estaba haciendo infeliz era vivir una vida que no me correspondía,tener las preocupaciones incorrectas.
Cada sesión de estudio eran horas de tortura que solían acabar en llanto, cada examen era un fracaso, jamás había sacado notas tan bajas en mi vida y me precipitaba hacia una depresión. Siempre estaba alicaída y que hubiera gente crispada conmigo que lo achacaba a mi penoso estado sentimental no ayudaba. Me sentía patética y miserable, y lo peor de todo, una estúpida fracasada. Yo que siempre mire un poco por encima del hombro, que me creía relativamente inteligente, que academicamente había sido bastante buena de repente me pasaba la vida de recuperaciones. Entraba en pánico cada vez que nos daban una nota y veía mi futuro más y más negro. Me veía repitiendo aquel curso y el próximo y no siendo capaz de alcanzar la nota para ninguna carrera. Incluso mis visiones optimistas en las que entraba en la universidad acababa abandonando las carreras por fracaso estrepitoso, por no lograr sacar más de dos asignaturas al año.
No sabéis lo que es pensar en ti mismo dentro de diez años y ser incapaz de verte. Llegar a creer que eres un error.
Vivir por inercia es una de las peores cosas que me han pasado en la vida. Dejar que los días pasen sin ninguna ilusión, sin ninguna convicción. Que la vida sea como dijo el maestro una de esas cosas que no tienen mucho sentido.

Y un día entre todo ese caos de charlas sobre el futuro te paras a pensar de verdad qué es lo que te gusta. Y la poesía se cruza en tu vida, y te das cuenta que en el último tiempo solo tienes brillo en los ojos cuando hablas de literatura. Que aparte del automaltrato físico lo único que consigue despejarte la cabeza es escribir. Escuchas a tus amigas soñar con llenar escenarios y tu sueño es ser bestseller. Es entonces cuando te encuentras a ti misma luchando por cursar una asignatura que no ofertan para tu bloque y en medio de la batalla te das cuenta de lo que ocurre.

Al día siguiente preparas el salto y pasas por encima de todos los que no lo ven una buena idea. Haces tu plan e ignoras lo demás. Te tragas la falta de salidas, te tragas la locura de cambiar. Y sigues. Atas todos los cabos esperando que abajo haya agua, que la cuerda no se rompa. Y ahí aparece el miedo gritándote que no lo hagas, que sigas a la inercia, que eso es lo seguro.
Yo me tape los oídos con dos versos y salté al vacío.
No ha sido fácil, hacer lo que te gusta no es un camino de rosas, pero al menos como en las relaciones de verdad sabes que merece la pena, porque cuanto más das más consigues y cuánto más consigues más feliz eres.

Y como os dije en la última entrada ahora vivo un momento muy feliz, veo mi futuro claro entre libros y sus besos. Pero necesitaba sacar este pequeño infierno que algunos intuían pero que no llegué a confesarle del todo a nadie.


sábado, 8 de noviembre de 2014

Hoy soy feliz

Sé que hace hoy exactamente dos meses que he dejado que el silencio se instaure en este rincón. ¿Dónde se ha metido la leona triste y solitaria? es lo que os estareis preguntando algunos. Y hoy vengo a daros la explicación que os mereceis, por qué durante muchos meses vosotros habéis sido testigos mudos de mi dolor, porque he descargado sobre este lugar toda mi rabia y porque he llorado escribiendo un gran porcentage de las cosas que aquí he relatado.
Jamás os he mentido, cada sentimiento ha sido verdadero y de un tiempo a esta parte he escrito un montón de borradores que no me he decidido a publicar ¿Por qué? Porque no estaban a la altura de mis emociones.
Y es que es fácil estar a la altura del dolor. Cuando estas en un pozo profundo todo lo que dices es completo, pero cuando eres feliz pierdes las palabras, tu cerebro no funciona con la misma claridad, y te ves incapaz de expresar lo que sientes, todo se te queda corto, todo te sabe a poco.
Por eso de antemano me disculpo por mi tiempo de silencio y por la poca calidad que tiene tendrá esta entrada.
Lo siento.
El caso es que podría darle muchos rodeos pero prefiero no hacer:
Le he encontrado.
Sí, como habéis leído, el principe azul que dije que algún día aparecería ha llegado, está en mi vida, estoy enamorada y soy locamente feliz. Lo tiene todo.
De hecho dejadme que os diga que empiezo a dudar que mis sentimientos hacia león fueran verdadero amor, porque creerme, jamás había sentido lo que siento cuando ÉL me mira.
Me siento completa, al fin, tras tanto sufrimiento el mundo me sonría, y joder menuda sonrisa tiene.
Dejadme que os aclare el resto de finales porque le prometí a ÉL que si me decía ven lo dejaba todo, y como encima me lo susurró al oído no hice ni equipaje al huir.
Al final las cosas no acabaron mal con quién creí que acabarían mal, recibo algo de odio periódicamente de quien antes me mandaba amor a distancia y platónico y yo nos dedicamos a fingir que no ha pasado nada que no hubiese pasado a principios de año.
¿Y león?
Me lo crucé el otro día en un bar, iba tan borracha de los besos del hombre de mi vida que no recuerdo haber enfocado ni su rostro.
Todos los cabos han sido atados, todo esta bien, he llegado a mi destino y desde aquí va a comenzar mi vida, la de verdad. Estoy en el camino correcto, al fin me he decidido a elegir el bachiller que quiero, y he encontrado al hombre con el que pasar el resto de mis días, eso sin olvidar que he recuperado a una y por fin mi elenco de las mejores amigas del mundo, a las que prometo dedicarles uno de mis textos, esta completo.
Este es el comienzo de mi felicidad.
¿Y qué pasará con este blog?
No lo sé.
No lo voy a borrar, ni a cerrar, pero olvidaos de esa entrada semanal del principio, olvidaos de las largas entradas de llanto. Estoy en mi último año de instituto, sé que voy a tener que escribir y ponerme filosófica con muchas cosas. Aún me queda mucho que descubrir de mi misma, y prometo que haré aparición de vez en cuando para contaros como es esto de ser feliz.
Gracias por estar ahí.

lunes, 8 de septiembre de 2014

Reconstrucción

No voy a mentir,cuando te rompen el corazón tu vida se hunde.
Y aunque quieres fingir que crees que todo va a ir bien no te lo crees. Tu sangre pasa a ser impulsada por un millón de cristales rotos que hacen que si cada aliento que tomas fuese el último no te importara. Las noches de llanto y sus posteriores dolores de cabeza son lo que te recuerdan que sigues viva. 
Descubres lo maravillosa que es la gente a tu alrededor y te odias por no poder devolverles todo ese apoyo que te están dando, te sientes dependiente, algunos te tratan como si estuvieras enfermo y es como si nadie se fiara de que no fueras a cometer estupideces solo porque no dejes de decirlas pero es que realmente te sientes una carga, de verdad desearías dejar de molestar a todo el mundo. No morirte, tan sólo acabar con el dolor o desaparecer, no de forma traumática, simplemente no haber existido nunca, no haberle complicado a nadie la existencia con tu llanto. Porque no soportas ver la pena, ver como pasan las semanas y tú no mejoras. 
Te construyes una fortaleza, y finges. Haces ver que has olvidado, que todo está bien, que quieres que el otro sea feliz y que sabes que tú volverás a serlo, te pones una careta y comienzas a fingir sonrisas. Tus desentrenadas comisuras de los labios duelen de mentira pero la gente a tu alrededor parece recuperarse. Recuperan su trato hacia ti y eso hace que los días sean soportables. A pesar de ello las noches siguen siendo vuestras, bueno tuyas y de sus recuerdos. Cada esquina en la que os robabais besos te apuñala y esa cuesta que subías corriendo en su busca se convierte en la pasarela al infierno. Las miradas de los suyos cuando se cruzan contigo son de sorpresa y a ti solo te apetece acercarte a gritarles que por desgracia aunque te echara de su mundo tú sigues existiendo, aunque no quieras, aunque le joda. Pero algunos de los tuyos no acaban de creérselo, se dan cuenta de que no estas bien y tú que sabes que tras tanto tiempo has perdido el derecho a seguir mal tratas de hacer que no entren en la fortaleza, pero de vez en cuando algún ¿como lo llevas? derriba todas las murallas y las lágrimas salen solas, en torrentes, no puedes evitar abrazar y llorar, y contarle a esa persona que aún echas de menos, que aún sufres. Y te auto castigas, intentas averiguar sobre su vida y te dañas con su absurda felicidad, y como una idiota te alegras de los diminutos tropiezos y de falsos datos que no acabas de creerte. Porque lo necesitas.
Aparecen otros, y lo intentas, tratas de ilusionarte, algunos no tienen intención de arreglarte y te sirven para pasar el rato, otros sin quererlo van pegando tus piezas, porque como dice mi capullo favorito la única manera de recuperar el primer amor que es el propio es en brazos ajenos. Esa gente a centímetros o a kilómetros, con palabras o con gestos van uniendo esos pedazos. No consiguen que dejes de llorar pero no hacen demasiadas preguntas y se dejan abrazar, o escuchan ese rollo que ya no les cuentas a los más cercanos porque quieres dejar de molestar. 
Sigues llorando, no logras sentir nada que no sea dolor, aunque poco a poco te acostumbras, a pesar de creer que no volverás a sentir aquellos vuelcos de corazón al ver a nadie ni te pendrarás de ningún aroma que no sea el de su pelo. Pero ellos hacen que te convenzas de que te podrás acostumbrar, que Vic mentía, que se puede vivir perfectamente con medio corazón. Asumes que no hay nadie como tú y que seguramente acabaras sola, así que lo único que puedes hacer es seguir la corriente y vivir por inercia intentando acumular el mayor número de capítulos felices en el drama que te ha tocado vivir. 
Cada día todo es un poco más fácil pero incluso en esos tiempos las recaídas son menos espaciadas de lo que quieres hacer creer y su indiferencia es más afilada de lo que logras hacer ver.
Consigues que tus pedazos tengan forma aunque esta diste mucho de la de un corazón sano,y con ese amasijo vuelves a querer. Trazas nuevos afectos y algún trozo que no está pegado al resto cree que podría llegar a enamorarse pero se auto engaña. Todo lo que te rodea está bien pero nada es lo suficientemente bueno, lo suficiente completo o lo bastante real para llenarte. Sientes un tremendo vacío y te duele saber que jamás lo vas a llenar. Sufres por quienes intentan llenarlo y en el fondo también por quienes no lo intentan porque no saben que existe. Piensas que todo seguirá así y eso te destroza por dentro aunque finjas estar ya bien. Dices de vez en cuando que aún te duele pero ya nadie se cree que te limitas a ir tirando. Al final acabas hablándole a todo el mundo de él y necesitas pronunciar su nombre a diario como si temieras olvidarle.
Y de repente notas algo extraño en el pecho, una sonrisa hace que todo te tiemble por dentro. Te llevas la mano al esternón preguntándote si algún pedazo se ha clavado en tus costillas y descubres que ese ruido que sale de tu interior son latidos... 
Pestañeas varias veces y ves una pequeña luz, no es demasiado grande pero sientes que puedes confiar en ella, que todo irá a mejor...

jueves, 14 de agosto de 2014

Feliz 14 de Agosto

Querido León:
Si todo va según mis planes esta es la última carta que te escribo.
Hoy estamos a 14 de Agosto y aunque a principios de verano quemé las supuestas últimas palabras que te dirigía hoy debo romper este silencio pues eres la única persona a la que procede que me dirija en este día.
Esta no es la carta que deberías tener entre las manos, esa que confieso releí esta mañana y me hizo llorar. Esa que tienes en tu poder y que sé que hoy que era la fecha en la que debías recibirla no has releído. La que no te ha hecho saltar lágrimas.
No son ni siquiera las primeras palabras que pensé en dedicarte hoy, esta carta es el resultado de muchos descartes no todos ellos dirigidos a ti.
Como ya he dicho y como sabes hoy hace un año exacto que lo intentamos y 7 meses que tú dejaste de hacerlo, que diste por fracasado nuestro proyecto común y me consideraste a mi un error de tu pasado.
La comparación del tiempo que fuimos felices y el que llevo arrastrando las consecuencias de tu recuerdo, recomponiendo mis pedazos y garabateando historias ajenas en busca de algún final feliz es rídicula. Aunque se acerquen a un 50% una ha durado una eternidad y la otra no sé medirla más que en suspiros.
Pero ¿Sabes?
Volvería a ese 14 de Agosto con todo lo que sé y disimularía. Finjiría que tú no vas a abandonarme y dejarme rota por dentro . Y volvería a pedirte mil veces que lo intentaramos. Decidiría de nuevo ser leones en lugar de lobos y te besaría con la ilusión de la primera vez.
Porque a diferencia de ti yo sigo siendo una idiota, frágil y enamoradiza que cree en los cuentos de hadas y en las historias fantásticas. Por eso sigo escribiéndote cartas. Porque hasta que tú dejaste de ser un príncipe y te convertiste en otro sapo del montón, la historia fue increíble, y aunque tú te estes conformando con un culebrón de tres al cuarto yo sigo buscando una gran historia de amor.
Y nadie me ha hecho aún sentir como tú lo hiciste. Nadie más se ha ganado todavía mis cartas, por eso por mucho que les escriba siempre acaba volviendo a nuestra historia, que salvando las últimas páginas fue perfecta.
No es que siga enamorada de ti ni mucho menos, solo que extraño tremendamente que mi corazón lata ocupando todo mi pecho y que sus fragmentos no me pinchen.
Me hiciste terriblemente feliz y volvería a vivir esas tardes del merendero,y las mañanas abrazados, esos domingos en la cesta e incluso esos minutos con tus amigos a las puertas de tu instituto,vería de nuevo todas las películas,incluidas las peores.Haría todo eso, aunque todo volviera a acabar en nada, aunque el karma volviera a vengarse de toda esa felicidad y a convertirte en un extraño.
Jamás lo intentaría con quién eres ahora, pero como ya he dicho lo volvería a intentar con León. Ansio de hecho volver a intentarlo con alguien, volver a ser tan idiota de creer que alguien se quedará a mi lado para siempre.
Es extraño, durante gran parte de estos 12 meses esperaba que este día pudieramos pasarlo juntos, pero hoy rezo a los cielos por no cruzarme contigo, porque ya no eres León, y temo mirar en tus ojos y no encontrar ni su fantasma. Temo que mires en mis ojos y solo encuentres oscuridad.
Te contaré algo bastante rídiculo, a estas alturas a las que ya he perdido todo el orgullo que tenía.
Duermo abrazada a tu recuerdo todas las noches.
Él me abraza y me promete que todo irá bien, que el final feliz será mío.
Le hablo de mis garabatos en historias ajenas y él afirma que mi principe está ahí fuera.
A veces lloramos juntos porque tú dejarás de ser él.
Lo cierto es que me ha dicho que la luz está más cerca de lo que creo, no te voy a decir por qué, él conoce a platónico, sabe lo de mi delirio y se alegra de quién a pesar de todo me hace sonréir,y afirma de que el sol puede que esté a punto de salir. No te voy a decir por qué, porque no te importa y porque no quiero gafar sus predicciones.
Él no eres tú, no te preocupes por eso, él es quién deberías ser. Quién prometiste ser.
 Me cuida y se entristece de todo el daño que me has hecho. Es la continuación correcta del cuento.
Esta misma mañana me explicaron que algunas personas siguen creyendo que eres como él. Siguen creyendo que León existe.
No seré yo quién les diga que no, no les contaré que León vive atrapado en las líneas de mis cartas, que solose manifiesta en este blog y en mis sueños. Que lo encerraste para siempre en aquella hoja cuadriculada en la que tú mismo lo mataste.
Esta carta solo tiene como fin recordarte como deberían ser las cosas y como son en realidad, confesar que no estoy tan bien como aparento pero que a ti en concreto te he superado, que ya no te quiero ni regalado. Que ahora contra quien intento luchar es contra los recuerdos, porque ya no te extraño a ti si no que extraño que alguien me haga feliz. Ahora solo queda intentar, no olvidar, que es imposible, si no seguir sobreviviendo con todo esto.
Con tus cartas,con tus textos y con tus palabras. Con tus besos y tus caricias, con tu olor y tu sabor, y sobretodo con tu ausencia.
Intentaré no llorar mucho esta noche, intenta tu hacerlo un poquito.
PD: Siento si la carta es corta o poco emotiva, es todo lo que he podido hacer sin desgarrarme por dentro al escribir.
Con alguno de los pedazos de mi corazón,
Una leona aún solitaria…

domingo, 20 de julio de 2014

Hace un año

Recorrer Santander Gijon en bus tras llegar de un vuelo no significa nada para todas las personas que comparten hoy día 14 el bus conmigo pero para mi es un recuerdo doloroso porque se que Leon no esta esperándome y que hace exactamente 6 meses que no me espera mas. No como hace 11 meses, hace 11 meses comenzó todo, bueno en realidad la historia es mas larga pero aun no he decidido si os la quiero contar aunque seáis vosotros los únicos que estáis viendo las consecuencias. El caso es que hace 11 meses exactamente que empecé la vida con Leon que después se trunco, y algo se mueve hoy en mi. Hay algo doloroso en que este mas nerviosa por coger el avión que por llegar. Que tenga mas ganas.de.quedarme aquí que de volver corriendo a mi casa para prepararme en 5 minutos y correr a sus brazos.
Porque si, se me llenan los ojos de lagrimas que tengo que disimular al saber que hoy a las 5 de la tarde no tendré la cabeza en su pecho diciéndole te acuerdas de hace un año y eso me mata. No porque aun le quiera si no porque aun me duele, porque aun no quiero a nadie como le quise a él y aún necesito que alguien me convierta en la razón de su existencia.
Que se que esto es tan ridículo como todo lo que ya he dicho pero es que mientras que los deja vus siempre me han divertido este esta desgarrándome las entrañas desde dentro y necesito gritar y ya no puedo.
Porque en 6 meses pierdes el derecho a llorar. La gente te quita la capacidad de lamentarte de ti mismo. Se supone que tienes que pasar pagina. 
Pero yo tan solo releo el libro una y otra vez realizando fanfics mentales en los que León sigue aquí.
Lo sé, el primer paso para olvidarle en condiciones debería ser dejar de llamarle León pero me es imposible.Siempre sera mi Leon por muchos años que pasen. Porque su nombre para mí no significa nada, sobretodo porque nadie le llama como yo le llamaba, porque nadie lo pronuncia como yo lo hacía, y porque a mi me sabe mal cada vez que lo hago.
Siento todo este delirio pero es que hace un año era incapaz de imaginar mi actual situación sentimental, no me malinterpreten, no estoy realmente demasiado mal, pero no me gusta. Yo debería estar felizmente enamorada y a punto de hacer un año con el amor de mi vida y aquí estoy en una dolorosa encrucijada sentimental  que acabara destruyéndome a mi y arrasara todo lo que pille a su paso
Aun no se como voy a pasar el 14 de Agosto pero algo me dice que llorando.
Solo espero que él no me vea, y que las lágrimas me impidan verle a él. Y los fuegos, que no me permitan ver esas brillantes luces en el cielo,porque si no es apoyada en su pecho se que no sera lo mismo y puede que eso acabe del todo conmigo.
Si os soy sincera hasta Mayo esperaba poder pasar el 14 de Agosto con León, pero desde que se que del hombre al que ame no queda mas que un recuerdo que por desgracia parece que solo conservo yo se a ciencia cierta que el no estará en esa iglesia o al menos no esperándome a mi. Que no se sentara conmigo en el banco y que no se quedara en un nostálgico silencio, que no me abrazara cuando me derrumbe y que no me dira que aunque ahora es feliz no pasa un 14 que no se acuerde de mi, que no me confesara que a veces llora releyendo alguna de mis cartas y que se alegra de no haberme perdido del todo. 
No me lo digáis, ya se que sigo perdiendo la dignidad con cada entrada pero el poeta no tiene la culpa de que la musa sea una estrecha y yo no tengo la culpa de ser incapaz de enamorarme de nuevo ni de sufrir por ello. Porque cada vez la idea de no volver a sentir de verdad me asusta mas y porque el corazón se me sigue saltando latidos cuando tiene demasiado cerca el suyo. 

sábado, 17 de mayo de 2014

Todos mienten

Todos mienten...
Te dicen que están hartos de lo mismo de siempre, que quieren una chica autentica, que le gusten los videojuegos, con quien poder comentar las series y que no se pinte demasiado.
Dicen que prefieren tener con quien dormir que con quien emborracharse y que les encantas con tus camisetas anchas, que la chaqueta de su equipo de fútbol te queda mejor a ti y que adoran tu pelo despeinado. Afirman que les encanta esa manchita clara bajo tus costillas y que desean besar cada una de tus cicatrices empezando por la de la cara y terminando por las de tu alma. Que son de mala memoria pero que quieren aprenderse cada uno de tus lunares y para ello son capaces de emplear el resto de noches de su vida.
Te venden un parasiempre y hasta tú que eres la persona que menos te considera acabas creyéndote una diosa a fuerza de oír que la luz de tus ojos es única y que pondrías a un imperio a tus pies con solo una sonrisa.
Pero mienten...
Y al final se van y se llevan con ellos todas esas mentiras.
Se largan con una copia barata de esas que se fabrican en serie. Cambian esas tardes de sofá que siempre te decían que querían vivir eternamente por noches de botellón en cualquier parking. Y de pronto quien curaba tus cicatrices se convierte en quien te deja la peor de todas. Ese nombre que antes te dejaba tan buen sabor de boca te provoca una arcada involuntaria, y ni te atreves a repetir esas mentiras que un DIA presumías que te contaban.
Empiezas a ver las verdades y te encantaría no tener la cabeza suficiente para entenderlas, y agachando la cabeza dudas si confesar lo de que no te las creíste nunca todas, callando por miedo a que te digan que te enamoraste como una tonta y que si tan única eras no debiste tragar esas mentiras.
Pasan de llamarte joya única a error de fábrica.
Y tu te quedas convencida de que es culpa tuya por no ser una de esas copias.
El resto no ayudan, recordándote que eres única y que jamás encontrará una como tu, y tu te muerdes la lengua para no tener que explicarles que eso ya lo sabes, que el problema no es que él no encuentre una como, tú, que sabes que no las hay básicamente porque nadie las quiere, si no que tú no encuentres alguien que convierta en verdad sus mentiras.


Te cuentan esa película de que matarán monstruos por ti, y aunque hasta entonces nunca habías creído ni siquiera en los monstruos te sientes cómoda en ese nuevo e inesperado rol de princesita en apuros.
No por egocentrismo, ni siquiera porque de verdad creas esas palabras, si no porque necesitas creértelas y te las repiten tanto que es difícil no acabar haciéndolo.

Pasa el tiempo, y solo buscas que vuelvan a mentirte, y lo hacen. Pero algunos mienten peor que los que vinieron primero y te es imposible creerles, otros ni siquiera son capaces de inventar buenas mentiras y se quedan en medias verdades que ni te gustan ni te convencen.

Buscas un coleccionista, de esos que has oído hablar, uno de esos que existen pero son tan difíciles de encontrar que acabas dudando. De los que aprecian las obras únicas y rechazan las imitaciones.

Pero mientras no aparece sigues intentando creerte mentiras, porque no te queda de otra, porque… Todos mienten


sábado, 3 de mayo de 2014

Karate...

¿Y usted por qué quiere ser cinturón negro de karate?

Estoy en la recta final, y hoy recuerdo cuando le hicieron esa misma pregunta a una de mis ángeles y me la formulo a mi misma...

Tengo 16 años, este verano 17, y llevo haciendo karate realmente desde que tengo uso de razón.
Empecé a los 5 años, por lo que son casi 12 años entrenando. Currando día a día, a veces más a veces menos, a temporadas casi ni pisando el tatami y por épocas viviendo en él.
No sabía lo que significaba el karate ni la disciplina que implicaba un arte marcial, solo sabía una cosa, lo hacia mi tío y yo quería ser como él.
Él es una de mis razones de peso para necesitar más que querer pasar este examen. Quiero que se sienta orgulloso, que me mire como si fuera algo extraordinario y me regale el cinturón negro y me vea con él. Que sonría al darse cuenta de que la niña que quería "pomper tabas como tito" no parte tablas pero tiene carnet de arma blanca. Y si, me emociono solo de pensarlo.
"Demostrarles a todos los que dijeron que no lo conseguiríais que estaban equivocados"
Esa es otra de las razones, demostrarle a todo el mundo que no soy de las que tiran la toalla, que soy una guerrera, que el que me deja pasar se esta perdiendo mucho y que mi enemistad no es algo que deba ganarse a la ligera.
"Haced que se sientan orgullosos"
Mi mayor aliciente, además de mi tío quiero que toda mi familia que tantas veces me llevo y me fue a buscar, que siguió mi progreso en el karate me vea alcanzar la meta. Pero también quiero hacer ver al hombre que me entrena desde hace tanto que no ha estado perdiendo el tiempo.
Además últimamente no me siento muy orgullosa de mi misma, y necesito impresionarme a mí la primera.
Por eso tantas horas de entrenamiento, aguantando gritos y golpes. Y esa preocupación por el tobillo que me duele.
Porque estoy muy cerca de la cumbre y confieso tengo miedo a caer.
Y no quiero ser cinturón negro, lo necesito.
Es curioso, si en Enero me hubieran preguntado la importancia del karate en mi vida hubiera asegurado que era mucho menor, pero ahora que me percato de todas las amistades conseguidas y mantenidas gracias a él, de lo aprendido y de lo olvidado a base de golpes. Todas las horas invertidas ahí para no pensar en cosas dolorosas, sobretodo desde Enero...
Puede parecer exagerado, o quizá estúpido todo esto, pero es que a estas alturas del año pasado me hubiera parecido inconcebible pasar tres horas seguidas entrando con un tobillo en malas condiciones, y hoy mismo lo he hecho sin rechistar.
Parece irónico que dejara el ballet porque no quería comprometerme tanto con algo y no aguantaba tantas horas dedicación. Casi surrealista que me considerara a mi misma incapaz de realizar tanto sacrificio.
Pero en estos meses he dado mucho más de mí al karate que en los años anteriores.
Y es que es verdad, el karate lleva mucho marcando mi vida, y yo apenas me he dado cuenta preparando ahora el examen de cinturón negro.
Estudiando extraños términos en japonés y anteponiéndolos a algunos conceptos de otros temas.
Entregando horas que ni siquiera tenía y llegando casi a la extenuación.
Porque en estas semanas me he sentido más veces a punto de desmayar que nunca. Pero la idea de rendirse nunca ha estado ahí.
Suena dramático, lo sé, como todo lo que cuento, pero esto me hace sentir una guerrera, prefiriendo siempre morir en combate que abandonar el campo de batalla.

A estas horas la semana que viene seré cinturón negro o un completo fracaso, pero hay una cosa que no cambiará independientemente de la decisión del tribunal….


Soy una karateka y jamás dejaré de luchar…


sábado, 26 de abril de 2014

Pastillas para no soñar

Hoy escribo desde mi cama, gracias a la magia de la tecnología,por eso esta entrada es más,quizá incluso bastante peor, pero no me lo tengas en cuenta acabo de despertar y la razón aún no guía mis palabras, y vuelvo a hablar de sueños.
Sí,porque he vuelto a soñar con León,pero porque esta vez tú también estabas allí.
Llevo tiempo buscando una excusa para volver a escribirte y siento que sea a través de un sueño con otro protagonista.
Pero es que creo que el sueño derivo de los acontecimientos varios que me ocurrieron ayer.
Quizá ese ¿como estás? De quien veía perfectamente que no estaba bien, o ese abrazo que me hizo llorar como hacía mucho que no lloraba solo por León. Tal vez el hecho de que le hablara de ti,o de que él me hablara de ellos. No te sabría decir que suma exacta dio la fantasía que ocupo mi mente toda la noche y si influyó o no el hecho de ver al mejor amigo de León, o el de tu bordería de broma.
Pero el caso es que León salía,y dos veces. 
Una primera en la que no me saludó,como siempre y tuve que acercarme con descaro a exigir lo que me debe,pero que acabó con él demostrando todo lo que echa de menos. Y otra en la que todo era demasiado doloroso por perfecto.
Él había vuelto a discutir con ella, y se había quedado mirándola, y recordando las 0 veces que discutió conmigo, pensando que a mi nunca me había visto con tanto maquillaje y que siempre le parecí guapa a pesar de ello. Y no había podido más, se había ido y no se como había acabado a mi vera abrazándome y suplicándome. Tampoco tengo constancia de porqué le perdoné. Pero el caso es que todo volvía a ser casi igual que a principios de Diciembre. Para acabar la velada quisimos volver al lugar donde nos sentimos el uno del otro por última vez. Tuve que mentir y liar mil cosas para ir hasta allí al decidir no ir juntos para evitar que nos vieran y todos dejaran de hablarme. Pero a lo que voy, a lo que a ti te importa o debería de importarte es que antes de ir corriendo a los brazos del que aún es el hombre de mi vida...fui a verte.
Tú no me viste y yo te llamé. Verme allí te sorprendió casi tanto como a mí tu fría cordialidad. Había una chica mirándonos y mientras me acariciabas el pelo me explicaste que si ella nos veía ya no habría secreto que valiese,yo asentí y  apunté varios besos en tu cuenta. Después me fui corriendo a arrojarme a los brazos de León despertando en el instante en que nuestros labios se rencontraban tras tanto tiempo.
Yo de aquí saco mucho más en claro y un mensaje más positivo que del anterior sueño en el que yo simplemente era la tentación de León.
Lo primero que como ya dije ayer,yo lo intento pero él no sale de mi cabeza ni con lanzallamas.Yo no puedo borrar 4 años con unos cuantos vodkas y un par de besos.
Y lo segundo y más importante,estás ganando terreno en mi cabeza y en mi corazón, aunque él siga siendo amo y señor,aunque platónico se halla atrincherado en su esquinita y no piense salir u ocupar más porque ni sabe que está ahí ni le interesaría; tú vas invadiendo.
No es la primera vez que eres figurante en mis sueños pero si la primera que ese hecho despierta algo en mí.
Me parece que aunque no me estés enamorando, me tienes un poquito más cada día. Si no no explico porque algunas de tus pullitas se sienten puñales, siento que camino sobre hielo en cada cosa que digo y de un sueño en el que recupero a mi teórica alma gemela solo le doy vueltas a tu beso en la frente. Sé lo mucho que me jodería perderte a pesar de que esto no vaya más allá de lo que es ahora mismo, un poco de aire en nuestra tensión que aumenta a diario y que en algún momento explotará.
Lo sé,soy terriblemente repetitiva pero es que igualmente tú no eres de los que pilla indirectas y sutilezas,por eso te grito metafóricamente desde este rincón que nunca querrás leer.
Ya está, solo era eso, que hoy me he levantado preguntándome lo mismo que el maestro...
¿Dónde venden pastillas para no soñar?

domingo, 20 de abril de 2014

Sábado...

Sí, lo sé, hoy es Domingo y ni debería estar escribiendo esto ni subiendo entrada hoy.
Pero es que esos pequeños ángeles que me aguantan, hoy tienen obligaciones, y ha sido un milagro que sobreviviera a esta semana santa, por eso hoy va entrada, por tres, por león evidentemente, por quien ya se ha ganado el cargo de platónico y por ese a quién todavía no consigo definir.

Acabo de caer en que siempre me arrojo a sus brazos después de ver a León, ya sea en mis sueños o en la realidad, pero siempre acabo necesitada de algo que me aferre al presente.

El caso es que no voy a delirar sobre esta semana de locos, solo sobre el día de ayer…

Sábado, a las seis y media llego tarde a ver a dos de mis ángeles.
El repentino cambio de clima no augura un buen día, pero como él dice, es sábado ¿qué más importa?
Mando callar al maestro, y uno de sus discípulos está sonando dentro del bar haciendo que llegue a la mesa tarareando.
Casi me apetece decirle a la camarera “lo de siempre”, pero por más que venimos no consigo que me esperen ya con el batido de chocolate y los barquillos servidos.
No digo nada me limito a hacer comentarios inaudibles, sobre esos problemas que se suponen rondan mi cabeza, eliminando a león de la ecuación, no dándole importancia a platónico, hablando de indefinible como si hubiera un futuro para nosotros y fingiendo que el diez de Mayo no me asusta.
Me encantan estos momentos en los que mi vida parece un capítulo de friends.
Lleno mi estómago con comida que no me apetece para no sentirme culpable horas después, y mientras le saco poco a poco las novedades a nuestra pequeña embustera. 
Hoy retirada pronto, que la noche es joven.
A casa con mi angelita fiestera, a ponerme a su altura y vestirme para bailar, o matar, o lo que se nos ponga por delante.
Como siempre demasiado temprano llegamos al bar, una mala mirada y un comentario despectivo ya me sacan una sonrisa, y para que me odien un poquito más me quito la chaqueta. La  temperatura de los bares esta hecha para mí, y la música de este en concreto es algo que nunca creí que encontraría.
Es bastante incómodo salir solo dos, pero no podemos hacer nada más que ignorar el hecho de que las mesas están hechas para gente con más amigos fiesteros y compartir nuestro vodka entre risas, mientras hacemos tiempo para ir a un bar donde la música sea más del agrado de mi compañera y yo pueda saltar sin importarme que esté sonando.
La lluvia trata de arruinar la noche, pero solo consigue ponerla de los nervios por el pelo, y entonces sucede el primer incidente de la noche. La puerta cerrada y León demasiado cerca.
Ignoro absolutamente todo, y le recrimino por no saludar recordándome que quizá no sepa que me molesta porque no me lee.
De hecho, apenas me ve, y se disculpa por eso. Yo me pregunto como es posible, teniendo en cuenta la hora, y su situación, pero esta vez actuamos de modo civilizado.
Dejavus enormes cuando se acerca y me coge de la cintura, una gran duda cuando le da por preguntarme como estoy. Al final como siempre, yo incapaz de mentirle contándole que voy tirando y sonriendo por sus ojos de preocupación.
Queremos decirnos mucho más, pero las palabras mueren en los labios de ambos cuando el mundo decide dejar de funcionar por el hecho de que nosotros nos estemos tocando. Todo estalla, e internamente me rio mientras ella me saca de allí, y el se queda en medio del caos.
Ahora, sigo realmente intrigada con qué pudo pasar realmente ayer, porque juro que no hice nada que no tenga intención de volver a hacer.
La noche siguió como siguen tantas cosas que no tienen sentido, porque aunque León quizá no lo sepa, las cosas siguen adelante cuando él se va.
Y ahí andábamos, arcos arriba, arcos abajo, mi angelita y yo buscando un sitio abierto, ni vacío ni lleno y sin cola que la hiciera mojarse el pelo. Ella pretendiendo encontrar sin buscar, y yo mirando a ver si algún ángel más se anima a acompañarnos.
Mucho conocido por la zona, pero pocos amigos.
Platónico a una distancia indeterminada, pero demasiado cerca como para que yo esté cómoda.
Al final, el desbarajuste que aunque no sabe me mantiene con pie, hace su aparición estelar, no puedo evitar contarle lo que estoy contando ahora, y en cuanto me agarra de la cintura, con dos manos porque a diferencia de León él aún no ha empezado a beber, se me olvida todo.
Y después, como diría el maestro ¿Para qué más detalles?
Cerramos la noche contentos, y angelita sigue hablándome mientras nos confesamos delante de un malibú bien fresquito.
Resumen del día positivo, aunque la cabeza demasiado llena y el corazón con una herida aún sangrante.


Y con todo esto…¿Cómo estás?... Voy tirando 

viernes, 11 de abril de 2014

He soñado contigo...

Me siento al teclado hoy viernes, recién levantada, habiendo vuelto ayer de un viaje y con un punzante dolor en el pecho.
Tú, león, estás muy lejos de aquí, paseando por las calles por las que yo paseé pensando en ti con ella. Pero no es para hablar de eso para lo que me he saltado de nuevo la regularidad.
Como Blogger debería esperar a subir esto mañana, y subir primero la entrada que por problemas técnicos y de tiempo está a medio pasar, pero es que ha sucedido algo raro y creo que va a suceder algo aún más raro y algo me dice que mañana de tener tiempo a hacer algo decente el tema sería otro. Por eso esto corre tanta urgencia que ni siquiera ha pasado los filtros del papel.

El caso es que he soñado contigo y he despertado buscándote, empapada en sudor y con lágrimas en los ojos.
No sé muy bien que hacías en la cola de ese burguer, ni me fije bien quien te acompañaba, solo sé que no era ella.
El impulso de bajarme del coche para correr a tus brazos fue demasiado irrefrenable, y la sorpresa cuando corriste hacia mi nada más verme y me alzaste me hizo recordar lo que era el significado de felicidad.
Tu risa resonó en mis oídos y en mi alma cuando te hable de la sorpresa qué suponía que me saludaras y que hasta pareciera que te alegrabas de verme.
He de admitir que no recuerdo todas las palabras que cruzamos porque estaba demasiado fascinada porque tus ojos me brillaban con la luz de siempre y tus manos destruían  todas las convicciones que he intentado forjar en estos meses simplemente rozando mis caderas.
Sé que hubo pullas, que hablamos de ella, y que yo me mordí la lengua para no preguntarte si habías visto el final de cómo conocí a vuestra madre.
También hablamos de nostalgia, y de tiempo. Del tiempo que hacía que no me cogías en brazos, de lo mucho que llevábamos sin vernos, sin hablarnos y sin sentirnos. Tú llevabas menos tiempo sin algunas cosas que yo, pero tu piel echaba de menos mis mordiscos aunque no lo admitieras. Acabé hablándote del tiempo que ha pasado desde el 4 de Enero y ahí te desarmé león. Reíste diciendo lo mala que soy, y lo poco que había cambiado a pesar de todo, y vi algo arder en tu mirada, una especie de rencor, no sé hacía quién, una pasión oculta. Vi que para ti había pasado el mismo tiempo desde ese día, vi que el león había vuelto a su jaula.
Como han pasado un par de horitas desde que lo soñé no recuerdo que más me dijiste, pero tengo grabado a fuego como me quejé de lo raro que se me hacía besar tus mejillas, y tu mirada cuando adivinaste mis intenciones. Tengo grabado el hecho de que no me detuvieras, de que no te apartaras.
Te besé león, esta noche te besé, y te gustó.
Había un pequeño punto de culpabilidad en tus ojos pero en cuanto mordí tu labio sé a ciencia cierta que olvidaste hasta su nombre, que mentalmente volviste al 12 de Enero y que hubieras dado todo por estar conmigo para siempre.
Como dice Lorca, por educación será mejor no dar detalles. Pero seguro que no hace falta que te los dé para que adivines como siguió aquello, que la ropa voló y terminaste siendo mío.
El sueño siguió un poco, pero el final fue una discusión en la que ninguno de los dos se comportó como debería, y que mantuvimos a centímetros por lo que no voy a contarla.

El caso es que este sueño ha removido todo mi ser, me ha aclarado unas cosas y difuminado otras.

Primero, sé que no sigo enamorada de ti, lo cuál es en parte un alivio, aunque deje un vacío en mi pecho aún más grande que el que produce quererte y no tenerte.
¿Por qué afirmo esto categóricamente si me he pasado la noche suspirando entre tus brazos y me he despertado llorando porque no eras mi almohada?
Porque disfruté tremendamente viendo como la traicionabas. Porque sentí placer ante la idea de ser quién acabara con lo vuestro. Porque me recreé en la idea de que ella lo descubriera y te dejara tan sólo y desamparado como tú me dejaste a mí.
Y cuando amas a una persona no disfrutas ante la idea de que sufra y menos de que el sufrimiento lo provoques en cierto modo tú.
Por eso sé que la fase de: “suerte, sé feliz con ella” se me ha pasado, y me alegro.
No me malinterpretes, no deseo tu mal en general, quiero que seas terriblemente feliz, incluso deseo que no lo seas conmigo, pero tampoco con ella, entiéndelo.

Segundo, tampoco has dejado de importarme tanto como creía, porque te deseo de un modo que temo no desaparezca nunca, y te sigo queriendo demasiado, algo que es tremendamente destructivo para mí.

Y tercero, y peor de todo. Sigues teniendo poder sobre mí, sigues alterándome y desbaratando mis planes aunque ya no te influyan, aunque mi vida te haya pasado ha importar una puta mierda.

Porque yo hoy tenía unos planes y ya estaba suficiente nerviosa ante la idea de verle a él, y ya tenía bastantes dudas ante la idea de no pararme a pensar más y echarme a la carretera en busca del destino que pueda ofrecerme por fugaz que este sea. Y ahora a eso tengo que sumarle tu maldito recuerdo que se ha instalado en mis entrañas y me dificulta la respiración. Hoy, en el día menos indicado, cuando me confirmarán si 10 de Mayo sigue siendo mi objetivo y en el que quizá consiga desterrarte un poquito más de mi mente. En esta semana en la que se me han pasado demasiadas cosas por la cabeza, y tú has sido mi menor preocupación.
Y es que me has jodido, esta semana yo me sentía grande, importante, una diosa por motivos que hoy no voy a compartir pero que quizás te cuente algún día. Pero al cogerme de la cadera y recordarme lo diminuta que era entre tus brazos, y lo insignificante que sigo siendo ahora… todo se me tambalea.

No sé que me depara el hoy, pero sí que necesitaba contarte que mi mundo tiembla por tu simple recuerdo, que me gusta pensar que de vez en cuando también me sueñas y me sufres aunque sea un minuto y que puede que mañana sea demasiado tarde porque tu recuerdo sea lo menos importante.

sábado, 29 de marzo de 2014

Parémonos a pensar

Para, para, para
Detente ahora mismo.
Si tú.
Hoy vuelvo a escribirte a ti.
No, no le he olvidado de la semana pasada, ni he desistido de volver, pero tú y yo tenemos asuntos más urgentes e importantes que tratar.
Tranquilo, no he llenado mi agenda con tus iniciales, ni te he puesto un corazón detrás del nombre en el contacto del móvil.
No, no te preocupes, no vengo a decirte que me he enamorado de ti, tú plan de morir solo con gatos no se ha visto afectado.
Pero creo que tenemos que parar y razonar un rato.
Sí, ya sé que la última vez te dije que era mejor no pararse a pensar, y a penas a principios de semana hablamos de las ventajas de la improvisación, pero es que esto se me empieza a ir de las manos. Cada vez veo más finales.
En la mayoría como ya te dije acabamos mal, en otros acabamos peor, y últimamente en unos cuantos acabamos razonablemente bien.
¡Sorpresa!
Ya me planteo que acabemos bien, por eso quiero que nos paremos, te quites el casco y me escuches.
No me mires con esa cara, al menos aun no concibo que no acabemos.
Pero es que te estas pasando con tanto escribirme besos, y a mi se me esta yendo la cabeza al hablar de ellos.
Porque empiezan a quemarme los labios cada vez que veo los tuyos y sé que eso es peligroso, que de aquí a besarte hay mucho menos que del roce al siguiente paso del que también hemos hablado, aunque del beso a algo más ya no te sabría decir.
Lo siento, no puedo responder al “¿Y luego?” que te planteas si te cuento todo esto. Sé que tú prefieres vivir al día y a mí me enseñaron no hace mucho que planear las cosas aunque fuera con un mes de antelación era de ilusas, pretenciosas si encima se trataba de temas de corazón. Así que contigo que quiero intentar hacer las cosas bien estoy tratando de vivir esto que tenemos día a día, aunque eso me impida definirlo y decidirme. Si me hablas pues me haces feliz y si no pues te hablo yo,
Planeemos en abstracto y no prometamos a la cara. Será lo mejor. Cuesta, duele, no podrá sostenerse mucho tiempo. Pero da igual.
Esto no es una predicción, ni siquiera una declaración de intenciones, tan solo un aviso, una valoración de cómo están las cosas, para que lo entiendas, de cómo se ve el partido desde este vestuario.
Me encantaría un análisis por tu parte, una declaración de tus sentimientos sean los que sean, pero sé que no lo tendré, que ni tienes ganas de leer esto ni eres de los que se sentaría a escribirme una respuesta.
No me quejo, que conste, yo decidí o quiero pensar que decidí que así fuera, porque me harté de hombres de sentimientos complicados porque me complicaban la vida.
Ando buscando en ti un contrapunto a él y he asumido que tú jamás me convertirás en musa, pero no te preocupes a pesar de todas las coincidencias dolorosas y los parecidos irracionales tú tienes algo que ni él ni conseguimos, ni conseguiremos nunca.
Eres tremendamente real.
No eres el hombre de mis sueños.
Los tíos como tú no salen en las novelas que no lees, el tipo de relación que podemos conseguir nunca será llevada al cine ni es reflejada en series de máxima audiencia. Pero eres real y es fácil creer en ti.
Creer que existes, y que no me mientes.
Porque sí, emociona que te digan que se sacarían el corazón del pecho que mientras tú lo tocaras de vez en cuando seguiría latiendo. Emociona, mucho.
Que te prometan la luna es lo que todas sin excepción soñamos.
El problema es que es relativamente fácil prometer esas cosas, pero a la larga esas palabras son difíciles de demostrar y esas promesas imposibles de cumplir. Y que por mucho que me gustara oír que mis ojos brillaban con más fuerza que los tres soles de Idhun, en el fondo siempre supe que era mentira, aunque me lo repitan, que quiero que algún día me lo repitan, jamás me lo llegaré a creer.
Sin embargo tú no tienes motivos para mentirme.
Y sienta bien saber que si me llamas guapa es que en ese momento te lo parezco.
Yo tampoco soy la chica de tus sueños, y partiendo de esa base cada piropo al menos sorprende más.
Es mucho más fácil entender una mirada deseo, que una de adoración, unas ganas de besar que de pasar tu vida a mi lado.
Incluso a la hora de soñar, y planear locuras me ofreces fantasías más plausibles.
Porque siempre supe que sería imposible gobernar un imperio a su lado, pero en realidad no hay nada que me impida recorrer la ruta 66 agarrada a tu cintura sobre un harley.

Sé que algún día volveré a necesitar un poeta, y que jamás seré lo que necesitas, pero ahora mismo necesito algo sólido a lo que aferrarme y te aviso porque me estoy acostumbrando a ti en exceso.
No hace falta que hagas nada, solo necesitaba que pararas a darte cuenta de que me estás ganando demasiado, y de que tú a mí si que me tienes delirando.

Ala, solo era eso, te mantendré informado, ponte el casco otra vez y arranca

sábado, 22 de marzo de 2014

Volveré

2 meses.
Ya hace dos meses que saliste de mi vida dando un portazo y destrozando todas las cosas frágiles que se sostenían solo por ti, como mi corazón, mi ego…bueno en realidad toda yo.
Dos putos meses y sigo mirando el hueco que ocupabas con cara de gilipollas preguntándome que coño ha pasado.
Y sé que seguiré así. Lo peor es eso, que aunque tu me hayas dado una excusa, un por qué, ahora lo que me mata es el cómo, que no entra en mi cabeza ni a golpes.
Y no, no me vengas con esa mierda de “No elegimos de quien nos enamoramos” porque no .No me lo creo. No me creo que 5 meses de tonteo borren de un plumazo 4 años de sentimientos y 5 meses de relación.
No pienso soltar eso de que ella tiene química y pero yo tengo la historia porque aunque lo niegues y no quieras darte cuenta porque no me has dejado suficientes ocasiones para demostrártelo, tú y yo, seguimos imantados.
Repito, yo creo que sí elegimos de quien nos enamoramos. Básicamente yo elegí enamorarme de ti.
Dios, y tú mismo sabéis que hace un año afirmaba ser incapaz de enamorarme de ti, y ahora mismo aún le diría Lo que sea a Eris si me ofreciera una noche más.

Dudo que te des cuenta de lo que me has hecho y de las implicaciones de todo lo que hiciste y sigues haciendo. Del significado de lo que te decía y te sigo diciendo.
Te pasaste años para conquistarme, me hacías sentir como un logro en tu vida.
Y si no me has desterrado del todo de tu memoria recordarás que no conozco término medio. O me quiero o me odio, a menudo lo segundo. Tú me lo hacías fácil, yo me odiaba y ya me querías tú por los dos. Y es que pasé de mantener las distancias, a sufrir por cada milímetro que nos separaba, de medir los minutos que estaba contigo a contar los segundos que faltaban para verte.
Te convertí en mi vida, yo no veía más haya de ti. Podrían haber puesto el mundo a mis pies que lo hubiera pisado para correr a tus brazos.
Por eso no entiendo nada, no por eso sigo con cara de gilipollas, porque no concibo como pudo aparecer ella.
¿No entiendes lo que implica que la vieras si quiera?
Evidentemente no.

Ya te dije una vez que no me arrepiento. Que tal vez tú sí, que sé que para ti he sido una pérdida de tiempo.
Por mucho que tú digas que te consideras un buen tío a mi me dijiste repetidas veces que eras un capullo. Pero por desgracia y a pesar de tus contradicciones sabes que mi extremismo no consigue llegar a odiarte.
Parafraseando la serie que no acabaste de verte por mí.
Una vez me dijiste que eras un capullo. Llegué a pensar que incluso te reías de mí, pero deja que te diga que eras un mejor amigo, que eres aún el hombre el hombre de mi vida y…nadie me convencerá jamás de que me mentiste.

Pase lo que pase, por mucho que hagas o digas. Siempre sostendré que un día me amaste como yo te ame.

No porque tus palabras tengan validez a día de hoy, si no porque necesito convencerme a mi misma de que te decepcioné menos de lo que siento.

Como ya he dicho y sabes esto es una mera excusa para dirigirme a ti, porque necesito hablar contigo.

Odio tu ausencia como debería odiarte a ti.
Sabes que ocupabas mi vida en su totalidad, y tú también fuiste extremista. Pasaste de ofrecerme todo a no darme ni la hora.
No voy a repetirte que no pienso dejar que sea como si jamás hubiese existido.
Porque ¿Qué clase de persona es capaz de olvidar a su primer amor?
Sé que mi mayor temor durante nuestra relación fue capaz de conservarte, y a eso aspiro. A que un día sea la actual de turno quién pase la mañana incómoda porque tú y yo estamos tomando vete tú a saber que, vete tú a saber dónde y lo más importante, recordando vete tú a saber.
Realmente quiero que cumplas al menos tu última promesa.
Esa que quizá hiciste por cumplir, que seguramente no te interese porque vives muy bien sin tenerme en tu vida, demostrándome que soy más fácil de olvidar de lo que esperaba. Pero esa que te voy a hacer cumplir porque me lo debes.
Llenaste el vacío que podría haberte ocasionado con algo que ocupa aún menos. Y yo quiero mi espacio.
Porque aunque ahora no sea dueña y señora de él me merezco un reducto de tu corazón y una sala propia en tu mente.
Siempre fuiste bastante bueno captando indirectas así que sé que no has vuelto a mi vida porque no te la gana.
Por eso todo este texto es tan solo para advertirte…
Ten por sentado que pienso volver a tu vida, aún no se el cómo o el cuándo, pero lo haré.
No te equivoques, no quiero recuperarte, sé que jamás serás mío como lo fuiste, y no es lo que quiero, ya no podrías hacerme sentir lo mismo aunque tú mismo lo intentaras. Busco quién me haga sentir exactamente las mismas sensaciones, y no me vales.
Tan sólo me niego a perder a la persona más igual a mí que he conocido nunca y que quizá llegue a conocer.
Así que date por avisado.
No vas a poder pasar mucho más tiempo de mí.
Esto de fingir que ni me conoces se te acabará.
Tal vez vuelva, cuando te des cuenta de tu error o sea tu error quién te considere a ti como tal, a contarte que no hay marcha atrás, que lo que hubo no volverá, pero que siempre nos quedará recordar el pasado mientras vamos hacia delante.
O puede que cuando yo elija por quién volver a ser incoherente, a darte las gracias.

Eso ya lo veré, el caso es que volveré…
Y antes de lo que esperas

Volveré, y como el invierno, lo haré para quedarme…. 

sábado, 15 de marzo de 2014

Pedazos

Domingo. 8:30 de la tarde.
Bajo del bus y conecto la música. Pongo dirección a casa pero por culpa de Willy decido no dejar que se calle el maestro, y mientras Joaquín me sigue recordando tus besos de Judas, mis pies se desvían. Lo primero que deciden es ir en su busca, pero les recuerdo que saben exactamente donde buscarle y recalculan ruta.
La canción ha acabado pero ellos siguen andando, y ahora es Ramón quien que parece querer recriminarme que esta semana no he sacado a Sumlaris de su funda.
Debería volver.
Pero no.
Miro el móvil.
Total, no me esperan hasta dentro de un rato, así que dejo que mis pies sigan andando sin preguntarles a dónde, hasta que enfilan el paseo por el que tantas veces nos quisimos y por dónde te dedicaste a esparcir los pedazos de mi corazón, una lágrima se suicida por mis mejillas.
Muchas más le siguen y cuando quiero darme cuenta estoy sentada en ese último lugar donde sentí que te importaba llorando a lágrima viva.
Hoy no estas para abrazarme, hoy no te veré llorar, ni hoy, ni seguramente nunca más, no por mí.
Y sin embargo todos los recuerdos en ese paseo, en esa playa, se concentran y siento que vienen a abrazarme.
Vuelvo a mirar el móvil, necesito hablarte, quiero llamarte y que me oigas llamar. Pero sé que no me consolarás, y aunque me valdría que me mandaras a la mierda no soy capaz de marcar tu número. Llevo casi dos meses sin oír tu voz y…no puedo.
Llevo demasiado tiempo fingiendo ser fuerte de seguido, pero cierro los ojos y tiemblo sintiendo tu mano en mi cintura.
Por eso sigo llorando, desechando la idea de ponerme en contacto contigo. Me limito a deshacerme mientras Malú me cuenta eso que ya sé, que solo tú podrías arreglar este matojo de nervios en el que me convertiste.
El tiempo se detiene.
Las farolas alumbran pobremente el paseo del Arbeyal, y apenas 5 personas pasean despreocupadas sin percatarse de la presencia de la niña que llora desconsoladamente, echa un ovillo en un banco de piedra.
Doy un trago a la botella, como si la Coca-Cola pudiera ahogar mis penas. Mañana me arrepentiré de haber tomado cafeína, pero ahora casi me parece que sería mejor que no llegara a mañana.
No puedo hablarte, así que hago lo que único que me ha mantenido con vida y relativa cordura desde que te fuiste.
Saco el permanente negro del bolso.
¿Para qué quieres gastar dinero y tener que cargar con eso siempre? Me pregunta un recuerdo.
Pongo las iniciales que aun no he borrado de mis lápices porque me he acostumbrado tanto a ellas que si no ya no sabría cuáles son míos. Debajo las de la mujer que aún no te ha olvidado y tras rodearlas con el órgano que aunque rompiste sigue latiendo en gran medida por ti coloco la fecha a partir de la que un día creí que sería feliz para siempre.

Las lágrimas no dejan de correr por mis mejillas mientras el rotulador se desliza por la piedra sobre la un día me abrazabas, escribiendo un epitafio a mis ilusiones.
Ya ni sé que hora es, y ahora es Lorca quién se burla de mi dolor hablando de ese tren que soy incapaz de coger.
Acabo escribiendo las razones de Carlos Salem, porque las mías no caben en todas las piedras del paseo.
Maldigo a la luna, a los enamorados, a tu espalda que aún imagino con mis cicatrices y a mis deudas.
Escribo de nuevo nuestro número que últimamente siempre cae en luna llena.
Miro el reloj. Al final vas a hacer que vuelva a llegar tarde.
Fotografía parcialmente mi arrebato, sé que la lluvia en el norte impide que estas cosas igual que nosotros sean verdaderamente permanentes.
Otro trago.
Que mal me veo.
Sujeto los pedazos y me levanto tratando de no tropezar con el orgullo y la dignidad que he dejado tirados por el suelo.
Tras unos segundos reasimilo la realidad y pongo rumbo a casa mientras Sergio me consuela con bonitas palabras.
Una calle antes me seco las lágrimas, no puedo enfrentarme a mi familia con esta cara, se supone que te he superado, o al menos creo que casi he logrado que lo piensen. Acabo la botella, necesito un sabor dulce en la boca.
Bajo los cascos mientras cruzo la puerta.
La mochila esta hecha y a pesar de todo mi sonrisa es sincera cuando abrazo a la responsable de ello.
Me la cargo a la espalda y según salgo por la puerta Maná remata mi estado de animo, y yo recorro la calle de mi casa en la dirección contraria a la que lo hacía contigo mientras trato de creer que un día me quisiste.

Esta vez no dejo que acabe la canción, ponen viajando con Chester, y no pienso perdérmelo, hoy no puedo seguir rompiéndome en pedazos por ti.

sábado, 8 de marzo de 2014

Con lo que hemos sido

Tengo muchas cosas en la cabeza, demasiado desorden sentimental y un corazón que late desacompasado.
Debería centrarme en algún otro de mis muchos problemas pero tras nuestro último…encuentro, si es que se puede llamar así y después de soñarte toda la semana mi mente grita principalmente por ti y no consigue desterrarte como la semana anterior.

El caso es que conozco muchas personas que fueran en su día los seres más felices del mundo juntos, que se quisieron con locura y ahora se vuelven locos si tienen que compartir espacio vital porque se odian. Al menos el odio es un sentimiento, y uno intenso además, no se quieren ni ver pero no se pueden olvidar, se piensan, muy mal, pero lo al menos no destierran al otro de su mente.
Yo no consigo, ni conseguiré, ni quiero conseguir ese punto. Quizá porque en realidad jamás hemos discutido, quizá porque aún te quiero más de lo que debería, yo que sé. El caso es que gracias al cielo no siento odio hacia ti. Pero sin embargo si soy capaz de concebir la idea de que alguien que siente un amor muy intenso, como el que yo te procesaba por ejemplo, pase a sentir el más profundo de los odios. Y es que, un corazón no puede vaciarse sin más. Cuando una persona es tu pensamiento las 24 horas del día puedes tratar de cambiar lo que piensas de ella pero no dejar de pensarla así como así. O al menos eso es lo que creo yo.

Pero esos no son de los que te quiero hablar hoy, porque no me preocupa que nos convirtamos en ellos, si no me odiaste cuando debías dudo que te vayas a poner a odiarme ahora, y si yo no te odio ya, dudo que lo consiga en el futuro. Hoy quiero hablarte de algo que no entiendo. De aquellos que fingen no conocerse.
No los asimilo, conozco bastantes y no soy capaz de empatizar con su situación. Me sienta peor una expareja que ni se mira a los ojos que una que lo hace con rencor.
Hay quien dice que son rupturas más limpias, pero yo no me lo creo.

Te confesaré una de esas cosas que no debería contar y que a ti no te importan: Aún sigo usando el posesivo cuando hablo de ti. Seguramente tú ni hables de mí, y si te ves obligado a mencionarme me llames por el nombre de pila o vete tu a saber como. Pero yo me refiero a ti como mío. Ya sea mi ex si con quien hablo no te conoce, mi león en caso de estar nostálgica en ese momento o mi gilipollas los días que dueles demasiado, pero no te quito el mi. Porque pase lo que pase, aunque estés con otra, aunque estuvieras solo, aunque la vida de todas las vueltas que quiera o se detenga indefinidamente, un día fuiste mío, y una parte de tu pasado, de lo que fuiste y de lo que eres, siempre me pertenecerá. Por eso aquellos que se llaman por su nombre, y evitan cualquier tema de conversación relacionado con a quién un día llamaron mi amor; renunciando a ese derecho de apoderarse y dejar constancia del pasado que compartieron, me parecen mal. Me ofenden.
Se encuentran por las esquinas, y no se dicen ni hola, se esconden. Rehuyen las miradas. Como si sus labios no se conocieran, como si sus pieles no se supieran de memoria el tacto de la otra. Como si nunca hubieran sido uno.

Por eso desde aquí te grito hoy. Ni se te ocurra no saludarme. No vuelvas a esconderte de mí.  No seamos de esos, por favor, tú y yo siempre fuimos distintos. Jamás nos pedimos salir, nunca nos hemos echado cosas en casa. Nos quisimos de la forma más bonita e intensa posible, y no nos merecemos el olvido.
Así que la próxima vez que me veas bésame. Da igual con quien estés, no esperes que sea ella la que considere inapropiado que no lo hagas, ignora que con quien yo esté consideré inapropiado que lo hagas. Tú solo acércate a mí y bésame. No te estoy pidiendo mucho, solo un leve roce en la mejilla. Preferiblemente háblame también, dos palabras sirven, no necesito más. Tan sólo actúa como yo.
Varias veces me repetiste aquello de que querías que ahora que ya no podemos ser amantes, recuperáramos la  inmensa amistad que nunca llegamos a perder. Así que la próxima vez que me veas recuerda que cuando te encuentras con un amigo, le saludas, no te escondes detrás de ella.
Hace mucho me dijiste que era una de las personas que más querías y temías, pero te has pasado demasiado jactándote de gryffindor, así que saca valor, que debería caérsete la cara de vergüenza de que ella sea más educada conmigo que tú.

Sé que como de costumbre no estas leyendo esto, pero si llegas a enterarte tómatelo como esa orden que nunca me desobedeciste. Esa que solía darte llorando.
Abrázame

Porque hoy la frase que retumba en mi cabeza no es por mí, ni por ti, si no por los dos.
Con lo que hemos sido.

Con lo que nos costaba decirnos adiós. Lo que fuimos un día no merece que ahora dejemos de decirnos “hola”.
Por nuestra memoria. Por la de nuestra piel. Porque la mía ya jamás olvidará la de tus labios. Por los deja-vus que espero haberte provocado cuando volviste a sentirme tan cerca.
Parate un segundo a pensar que ocupaba tu mente esos segundos, porque no te creeré si me dices que no te resultó familiar la sensación de tu mano erizando mi piel desnuda. Atrévete a negar que la situación no fue tan distinta a cuando antes de ser tuya aparecía de la nada, te besaba, saludaba y desaparecía antes de que te diera tiempo a nada.

No necesito saber que cara pusiste, o que excusa diste cuándo te dijeron porque no ibas a saludarme. Tampoco sé si oíste las palabras de reproche que te susurre. Pero poco importa.

Espero que no te molestara que no la saludara, ya me han informado de su posición al respecto, y lamentablemente cada vez puedo llevarle menos la contraria. Pero esos segundos eran nuestros, así que mejor que las cosas sigan igual, porque no pienso olvidarte y de este modo te ahorras explicárselo.

No malinterpretemos. Te superaré. Pero jamás nos dejaré ser de esos que se ven con sus amigos o nuevas parejas y no se saludan. Jamás nos dejaré ser como el resto. Te comportes como te comportes. Yo pienso seguir actuando igual. Deberías saludarme, pero si no ten por sentado que igualmente no te librarás del encuentro incómodo, así que al menos trata de quedar bien. Porque aunque tengo que vivir con lo que yo he sido, no puedo evitar pensar en lo que tu has sido, y aunque tú y yo hayamos sido mucho más no permitiré que un día me mires de lejos dudando cuál era mi nombre. Porque no nos merecemos eso.


No con lo que tú y yo hemos sido…